Si Helmut Kohl[1], uno de los padres fundadores de la Unión Europea y el arquitecto de la reunificación alemana, pudiese levantarse de su tumba y ver lo que su aprendiz, Ángela Merkel, ha conseguido, se sentiría orgulloso.
Este fin de semana los líderes del mundo se reunieron en Hamburgo para la 12º cumbre del G20, un foro que reúne a las 20 economías más grandes del mundo para construir y mantener la prosperidad económica global. Una tarea difícil, considerando su amplia variedad de miembros y agendas, que requiere dedicación y liderazgo.
Pero el mundo carece hoy de ese liderazgo. Gran Bretaña aislada tras el Brexit, Estados Unidos que parece cada día más un reality show, Rusia temblando ante Putin y China todavía inexperta. Aquí es donde entra la Unión Europea.
La Unión Europea, más que nadie, hoy carga el estandarte de la democracia, la libertad y el estado de derecho. El compromiso europeo por el cambio climático, los derechos humanos y el libre comercio, entre otros, debe ser tomado como ejemplo. A diferencia del resto, es la que más depende del multilateralismo, y, por ende, la más interesada en defenderlo. Y eso es justamente lo que Ángela Merkel, la nueva líder del free world, se propone a hacer.
Los problemas del mundo no necesitan una solución inglesa, americana, rusa, o china; necesitan soluciones globales. Miremos al cambio climático y el Acuerdo de Paris, por ejemplo. Negociado durante la 21º Conferencia sobre Cambio Climático por los 195 países miembros y firmado por 97 partes (96 firmantes individuales y la Unión Europea), se compromete a establecer medidas para reducir la emisión de gases de invernadero. Y a pesar de la retirada de Estados Unidos[2], el resto de los países en el G20 reiteraron su compromiso. Políticas como la de America First, esa doctrina de nacionalismo económico y xenofobia, no pueden triunfar. El mundo necesita el esfuerzo y dedicación de todos.
Alemania entiende esto mejor que nadie. El Gulliver de Europa ha dejado atrás su pasado oscuro y hoy busca coordinar las acciones de la Unión Europea y del mundo para conseguir objetivos mayores. Es la más comprometida en hacer sacrificios para preservar un cierto orden, pero los esfuerzos de Merkel serán insignificantes si el resto no participa.
Los tiempos en los que podíamos confiar plenamente en otros se están acabando, como he visto en los últimos días. Y por eso digo: Los europeos debemos tomar las riendas de nuestro destino […]
– Ángela Merkel –
La crisis global de 2008, y las subsecuentes crisis europeas, dejó incertidumbre y una difícil decisión: Globalismo o Nacionalismo. Algunos ven la interconectividad alrededor del mundo, en términos tecnológicos, culturales y económicos. Otros, ven un ataque a las fronteras nacionales y una amenaza a la democracia. Y aunque ciertamente la globalización, como la hemos llevado hasta ahora bajo el liderazgo americano, le ha fallado a mucha gente[3], no debemos sucumbir ante el populismo y el extremismo como solución.
Necesitamos concienciarnos de las implicaciones políticas de un mundo interconectado, comprometernos a buscar soluciones comunes, y dirigir nuestros recursos hacia soluciones globales. Un mundo globalizado asegura una red de seguridad democrática, que busca mejorar la igualdad, la inclusión política y la participación internacional. Hoy, el mundo mira hacia Alemania buscando un líder, no porque estén siguiendo su camino, sino porque no lo están.
[1] Helmut Kohl, la muerte de un gigante – http://www.elmundo.es/internacional/2017/06/16/59441ddae5fdeae86e8b4697.html
[2] Trump retira a EEUU del Acuerdo de Paris – https://internacional.elpais.com/internacional/2017/06/01/estados_unidos/1496342881_527287.html
[3] Protestas en Hamburgo en la víspera del G20 – https://elpais.com/elpais/2017/07/06/album/1499331430_452938.html