En Europa, la tasa de mortalidad diaria máxima con COVID-19 ocurrirá durante la tercera semana de abril. Además, la pandemia se extenderá desde el sur del continente, según apunta un nuevo estudio liderado por el Instituto para la Métrica y Evaluación de la Salud (IHME) de la Universidad de Washington en Seattle (EE UU).
El análisis se basa en una amplia gama de fuentes de información, como los gobiernos locales y nacionales, la Organización Mundial de la Salud (OMS), declaraciones oficiales sobre la implementación de políticas de distanciamiento social y datos de tasas de mortalidad específicas por edad de China, Italia, Corea del Sur y EEUU.
El IHME comenzó a hacer proyecciones del impacto de la pandemia en EE UU el 26 de marzo. Las nuevas estimaciones son el primer conjunto de previsiones para Europa y se basan en modelar el pico en las tasas de mortalidad y el uso de hospitales en Wuhan, la ciudad china donde se descubrió el virus, así como en siete ubicaciones europeas que han alcanzado su punto máximo de muertes diarias: Madrid y Castilla-La Mancha (España); y Toscana, Emilia-Romaña, Liguria, Piamonte y Lombardía (Italia). De estos ocho lugares que han alcanzado el pico, solo uno, Wuhan, ha llevado los casos nuevos a casi cero.
El nuevo anuncio sostiene que aproximadamente 151.680 personas fallecerán durante lo que los investigadores llaman la primera ola de la enfermedad. En comparación, se espera que EE UU sufra 81.766 muertes.
“Parece probable que el número de muertes en Europa supere nuestras proyecciones para EE UU”, afirma Christopher Murray, el director del IHME. “Esto a pesar de la disminución de las muertes que ahora están ocurriendo en Italia y España”.
El número de víctimas mortales en muchos países se ve agravado por la demanda de recursos hospitalarios “muy por encima de la disponibilidad”. El trabajo registra, por ejemplo, que en Reino Unido se espera una demanda máxima de 102.794 camas de hospital necesarias en comparación con las 17.765 disponibles; 24.544 camas de UCI en comparación con las 799 disponibles y 20.862 ventiladores –actualmente sin cifras sobre los disponibles–.
Los actuales datos revelan que la mayoría de las regiones de Italia y España han superado sus picos en la cantidad de muertes, mientras que otros territorios se están acercando a sus crestas y otras aún enfrentan una mortalidad máxima a finales de abril.
Así, los países que están a punto de alcanzar su punto máximo o se acercan rápidamente al pico en esta ola de la epidemia incluyen los Países Bajos, Irlanda, Austria y Luxemburgo. La República Checa y Rumania están a la mitad de sus trayectorias esperadas. Otras naciones, como Reino Unido, Alemania, Noruega y Grecia, todavía están en una etapa temprana de su trayectoria y se enfrentan a un rápido aumento de la tasa de muertes cuando alcancen el pico entre la segunda y tercera semana de abril.
El caso de España
Según las estimaciones de los expertos, casi todas las regiones de nuestro país están en el pico o más allá. Así, la demanda excesiva de camas en las UCI es particularmente alta en España en comparación con muchos otros países de Europa. Es más, los datos predicen 19.209 muertes totales por COVID-19 para el 4 de agosto.
«Hemos visto claras evidencias de que el virus está alcanzando su máximo en algunas regiones. Parece que el confinamiento ha estado funcionando y, mientras se mantengan las medidas de distanciamiento social, disminuirá el uso de los hospitales y las muertes”, explica a Sinc Murray.
“Hay buenas razones para el optimismo en el país”, continúa, “pero el distanciamiento debe mantenerse. La presión sobre los servicios de salud debería comenzar a disminuir a nivel nacional, pero este alivio de la presión se producirá en diferentes momentos en las regiones”.
“El pico nacional del virus parece haber quedado atrás. Ahora hay una gran tentación de relajar el distanciamiento social demasiado pronto. Si eso sucede, el virus podría rebotar muy rápidamente”, declara el experto.
Sobre por qué el número de muertes en España es muy superior al de Portugal, Murray puntualiza que allí los servicios no esenciales cerraron en febrero, las escuelas cerraron el 16 de marzo y se emitió una orden de permanencia en el hogar el 19 de marzo, cuando solo se había producido una muerte.
“Debido a que Portugal comenzó a distanciarse socialmente cuando el volumen de transmisión era bajo, tienen un pico mucho menor y muchas menos muertes por día que España”, confirma.
El riesgo de dejar el confinamiento ‘demasiado pronto’
“Sin lugar a dudas, es evidente que el distanciamiento social puede, cuando está bien implementado y mantenido, controlar la epidemia. Y esto lleva a la disminución de las tasas de mortalidad”, indica Murray.
No obstante, Murray advierte que aliviar estas precauciones demasiado pronto durante la primera ola de la pandemia podría conducir a nuevas rondas de infecciones, hospitalizaciones y muertes. El experto define el final de esta ola cuando se alcance una proporción de 0,3 muertes por millón de personas.
“En Europa se tomó en serio desde el principio la implementación del confinamiento y ya se está viendo un progreso importante en la reducción de sus tasas de mortalidad. Pero la trayectoria de cada nación empeorará si las personas se relajan en el distanciamiento social u otras precauciones”, añade.
“Para disminuir el riesgo de una segunda ola en lugares donde la primera está controlada por un fuerte distanciamiento social, los gobiernos deberían considerar la realización de pruebas masivas, el rastreo de contactos y las cuarentenas para aquellos infectados hasta que haya una vacuna disponible, producida en masa y distribuida ampliamente”, concluye Murray.
Artículo publicado originalmente en SINC.