El próximo viernes 24 se celebra el “Black Friday”, fiesta importada de Norteamérica, que tiene lugar el primer viernes después de acción de gracias de cada año. Este día inaugura la temporada de compras navideñas con significativas rebajas en muchas tiendas minoristas y grandes almacenes. El objetivo es impulsar el consumo, atraer consumidores, y poner el primer ladrillo de lo que será la campaña navideña. A primera vista todo parecen ser ventajas, pero, ¿qué impacto ha tenido en nuestro país? ¿Tiene “trampa” el Black Friday?
No todo es tan bonito como parece. En primer lugar, hemos de tener en cuenta que se trata de una celebración estadounidense que ha llegado a España gracias a la globalización. Sin embargo, las características del mercado americano y sus necesidades, no son iguales a las españolas. En EE.UU. nos encontramos en el contexto del fin de acción de gracias, con un país en el que, gracias a esta importante festividad, hay un claro cambio de mentalidad y existe realmente un inicio de la temporada de compras navideñas. Los consumidores así lo entienden, no sólo por la euforia que el día de acción de gracias les da, sino también porque los desfiles que se celebran suelen terminar con una carroza de papá Noel. ¿Qué transmite esto a los millones de niños y adultos? Efectivamente: Que la época navideña está a la vuelta de la esquina.
En el caso de España, no nos encontramos en este clima pre-navideño, el 6 de enero queda aun muy lejano. Las cadenas internacionales son quienes principalmente incorporan las ofertas, aunque no exista una demanda real, y el resto de tiendas y grandes almacenes se ven arrastrados a hacer lo mismo para no perder cuota de mercado de este importante día. Así, lo han hecho como contramedida a otras cadenas, por lo que ni están preparados para las mismas, ni realmente desean que este tipo de descuentos sean reales.
¿A dónde nos lleva todo esto? A que los descuentos que encontramos no son reales. Tras una potentísima y atractiva campaña publicitaria, tan solo existirán algunas ofertas en unos pocos productos gancho, encontrando el resto al mismo precio de siempre o mayor, y tratando de liquidar los excedentes. En ocasiones incluso, se sube el precio real del producto en los días anteriores al Black Friday, para después bajarlo y dar apariencia de “chollazo”. En España, el Black Friday no es ni rentable, ni real (al menos de momento).
Por otro lado, está la cuestión de los pequeños comercios. Si no se suman al Black Friday, quedarán ahogados por sus competidores, pero si lo hacen, tendrás unas pérdidas inasumibles para un sector que no se encuentra en su mejor momento.
Si bien es cierto que, como efecto positivo para la economía, al caer en esta “trampa” damos un impulso enorme a la economía, hemos de tener cuidado de nuestro bolsillo. Siguiendo las recomendaciones de Asociación Murciana de Consumidores y Usuarios:
«Hay que meditar si realmente se necesita el producto y comparar calidades y precios en distintos establecimientos»