En la actualidad nos encontramos inmersos en un profundo debate sobre los beneficios e inconvenientes de los organismos transgénicos, vistos desde el punto de vista de la comunidad científica y de algunas asociaciones como Greenpeace
Los alimentos transgénicos son aquellos que en su material genético contienen genes procedentes de otros organismos, los cuales han sido introducidos mediante ingeniería genética. Son un tipo de Organismos Modificados Genéticamente (OMGs) que han causado una gran polémica, puesto que tienen partidarios y detractores a partes iguales.
El objetivo de introducir genes de otras especies en los alimentos es hacerlos más resistentes a las plagas y a las enfermedades, y que estos alimentos puedan ser cultivados en lugares donde hace años sería impensable que pudieran prosperar. De este modo, la alimentación mundial podría mejorar y, a largo plazo, el empleo de los transgénicos podría servir para acabar con uno de los problemas más arduos del ser humano a lo largo de la historia, el hambre en el mundo, ya que se podrían plantar muchas más hectáreas de cultivos, por lo que la producción sería mayor, el coste sería menor y, por lo tanto, los alimentos serían mucho más accesibles de lo que son ahora.
Sin embargo, los detractores de los transgénicos defienden que estos organismos modificados por la mano del hombre pueden acarrear daños graves para la salud. Asociaciones como Greenpeace aseguran que los transgénicos presentan un impacto muy grave a nivel ambiental, económico y social, además de suponer un riesgo de “contaminación genética” para los cultivos no transgénicos.
En respuesta a Greenpeace, más de cien premios nobel, entre los que podemos destacar figuras como James Watson (codescubridor de la estructura de la doble hélice del DNA), han firmado una carta de apoyo a la investigación y utilización de los transgénicos, apelando a datos de la Organización Mundial de la Salud que apoyan y refuerzan sus argumentos.
En concreto se refieren al déficit de Vitamina A notable en más de 250 millones de seres humanos en países en desarrollo. Aseguran que con el empleo de transgénicos esta decadencia de Vitamina A podría reducirse considerablemente, aportando un gran beneficio a nivel global.
En esta carta, los investigadores invitan a los diversos gobiernos a cambiar sus políticas “anti- transgénicas” y a permitir el cultivo de transgénicos en Europa y en África (ambos vetados por la Unión Europea), afirmando que este veto se debe más a cuestiones “neocolonialistas” que a cuestiones ambientales. Cabe destacar que España es uno de los países de Europa con mayor cultivo de transgénicos (concretamente maíz transgénico MON810) y está siendo duramente criticada por ello.
Como decía Henry Ford: “el verdadero progreso es el que pone la tecnología al alcance de todos”. Por ello hay poner la biotecnología y la investigación a disposición de todos los seres humanos, frente a aquellos que mantienen que “la biotecnología debe darse en ambientes confinados, controlados y sin interacción con el medio“(cita encontrada en el artículo de Greenpeace contra los transgénicos), puesto que confinando la investigación también estamos confinando el progreso.