El cosmólogo Martin Rees reflexionó acerca de la apariencia no-biológica de los posibles extraterrestres en «El próximo paso: la vida exponencial«.
Martin explica que de haber surgido inteligencia en otro lugar diferente de la TIerra, esto podría haber ocurrido mucho antes que nuestra aparición. De modo que indica que es posible, que de existir, posean unas capacidades inconcebibles para nosotros.
Para Martin las criaturas inteligentes que algún día podamos encontrar no tienen ese aspecto que todos conocemos de típico ser extraterrestre. Para él y dado que hubiera pasado una cantidad enorme de años, dichos seres habrían realizado la transición a formas electrónicas, de modo que no serían orgánicos nunca más, y pasarían a ser máquinas para aprovechar todo su potencial. Y es más, dado que después de tantos años de evolución habrían buscado siempre la manera de mejorar como especie, siendo seres electrónicos podrían haber pensado que la mejor forma de hacer que la especia sobreviva en el tiempo es fusionando todas las inteligencias electrónicas en una gran inteligencia súper potente.
Si bien esto parece algo de ciencia ficción, Martin no lo dice solamente fantaseando. En efecto esta hipótesis que presenta al mundo es muy factible observando a nuestro alrededor. Nuestras vidas cada vez giran mucho más entorno a dispositivos electrónicos. Esto significa que hacen todo lo que pudiéramos necesitar por nosotros. ¿Para qué más?
Pues sí que hay algo más, la imaginación:
La imaginación que nuestros cerebros pueden poner en marcha es algo que todavía no ha conseguido ninguna máquina a nuestro nivel. La capacidad de pensar en algo que no existe ni hay constancia de ello y darle forma en nuestra cabeza es asombrosamente única.
La mala o buena noticia, según se mire, es que cada vez se está más cerca de poder simular en un ordenador el subconsciente y la imaginación humana, con la libertad con la que lo hace una de nuestras cabecitas. Personalmente es algo de lo que me alegro, pero a la vez me provoca un cierto temor a lo que puedan ser capaces de hacer y/o pensar las máquinas con ese poder instalado.
De modo que, como bien hace Martin, vamos a imaginar todo lo que queramos sobre extraterrestres, pero con los pies en nuestra querida Tierra.