Robots deportistas, ordenadores comestibles y sistemas de asistencia técnica en tiempo real hacen del deporte del presente un deporte del futuro
Hoy en día, como quien dice, «todo está inventado». Y así es pues ya existen robots que pueden simular todo tipo de acciones para un deporte. Se están usando, por ejemplo, en el béisbol para probar a lanzar pelotas a velocidades superiores a los 150km/h y haciéndolas impactar contra material protector deportivo. Con estos tests las compañías de deporte pueden, antes de sacar nada al mercado, comprobar la durabilidad y resistencia de su producto. Pero ahí no acaba la cosa, pues también ayudan a los propios deportistas en su entrenamiento, ya que pueden descubrir técnicas o límites en su deporte de los que no hubieran sabido de no ser por estos robots.
De la misma manera que un robot puede simular muchos movimientos, en el cuerpo humano muchos procesos son impredecibles. Los sucesos más graves de este tipo ocurren cuando se lleva al organismo a límites extremos que no puede soportar. Muchas veces, midiendo datos en nuestro cuerpo como pulsaciones o temperatura podríamos llegar a evitar algunas desgracias. Es por esto que desde hace poco se ha empezado a trabajar en el diseño de sensores con termómetros comestibles. Con estas «píldoras»/sensores comestibles los preparadores físicos y médicos pueden estar al tanto de todas las variaciones en el cuerpo de cualquier deportista. Están siendo desarrollados por la NASA y se alimentan de una micro-batería que no comporta daño para el organismo.
Por último hablaremos de aquello de la asistencia técnica en tiempo real. Así de primeras suena muy ambiguo pero se trata ni más ni menos que de proporcionar datos a los jueces de cualquier deporte 100% fiables que ayuden a tomar decisiones complicadas. Seguramente estés pensando en un deporte que ya usa este tipo de tecnologías. Sí, es el Tenis. Y es que el llamado «ojo de halcón» funciona a las mil maravillas, renderizando en pocos segundos un vídeo en 3D con la simulación de la jugada pasada, de tal forma que se sepa en qué punto exacto ha botado la pelota para decidir si tocó la línea o no.
Sabiendo esto, no somos los primeros en preguntarnos por qué no se usa en el deporte más famoso a nivel mundial, el fútbol. Bueno, pues resulta que la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) se niega a implantar eso en el fútbol profesional. Parece de broma que desde hace ya 10 o más años se esté desarrollando una herramienta que podría funcionar perfectamente como el «ojo de halcón» pero en un estadio de fútbol y que por decisión sin fundamentos se quede sin usar. Las cámaras que conformarían este sistema determinarían si un balón (ya sea en fútbol o baloncesto) ha cruzado completamente la línea de gol, o una banda, haciendo de ese deporte uno más justo y sin tanta polémica innecesaria (la cual suele provocar violencia indeseable). Lo que es cierto es que se avance lo que se avance, si se niega el uso, no saldrá adelante, y es una pena.