El confinamiento está provocando una alteración de nuestras rutinas y esto afecta a que las actividades y las necesidades más básicas como el sueño y el apetito se vean afectadas. También hay que tener en cuenta factores como la incertidumbre, los rumores o las tecnologías porque, debido a su papel fundamental durante esta cuarentena, puede que sean los causantes de ciertos síntomas y consecuencias psicológicas.
En este artículo se contemplan las diferentes consecuencias psicológicas, en rasgos generales y los diferentes aspectos a tener en cuenta, que está trayendo consigo este confinamiento.
La Real Academia Española define confinamiento como el acto de desterrar a alguien, señalándole una residencia obligatoria. El pasado viernes 13 de marzo entró en rigor el estado de alarma. Pedro Sánchez, el actual presidente del gobierno, declaraba 15 días de confinamiento para todos los residentes en España debido al virus COVID-19, más conocido como Coronavirus. Esta cifra más tarde se amplió otra quincena más, por un total de 30 días. Esto conlleva un reto tanto a nivel político como sanitario, pero también a nivel emocional para todas las personas que ven su libertad de movimiento limitada durante un tiempo que, a día de hoy, es indeterminado.
Una de las primeras psicólogas que habló acerca de los efectos psicoemocinales de la cuarentena ha sido Olga Barceló. A modo de explicación de los diversos estados emocionales que atravesaremos, en términos generales, se describen en lo que ha llamado “la curva de adaptación”. Esta curva, está compuesta por las diferentes fases que podremos experimentar a medida que trascurra el confinamiento:
- Fase de acomodación: esta se caracteriza por el deseo de resituarse, adaptarse a la nueva situación lidiando, a su vez, con ella.
- Fase de resistencia: caracterizada por la pérdida de control del tiempo, deseo de libertad, mente aletargada, aburrimiento, etc.
- Fase de decaimiento, sufrimiento y ansiedad: se dará debido al pensamiento constante de incertidumbre (cuánto más tengo que resistir, cómo volveré a la normalidad…).
- Fase de euforia: el comienzo de la cuarentena lo viviremos de forma positiva, intentándonos unir entre todos para hacerlo frente (misión conjunta), mantenernos activos en todo momento, hacer todo aquello que antes no podíamos hacer por falta de tiempo, entre otros.
Esta psicóloga relaciona el ciclo natural del confinamiento con el efecto de prisionización, que se define como la sensación de sentirse preso y con falta de libertad, en este caso, encarcelado en tu propio hogar. Es decir, realiza una analogía con los sentimientos que puede experimentar un preso al ser recluido, las trasformaciones a nivel social, psicológico y físico que traerán consigo inestabilidad, sensación de confusión y aumentando sensaciones de temor, angustia o ansiedad (SENAME, 2008).
Síntomas comunes: ansiedad, depresión y estrés
Los síntomas más comunes presentes en la cuarentena serán ansiedad, depresión y estrés.Antes de nada, cabe destacar, que no todas las personas padecerán tales síntomas ni en la misma medida siquiera, pero en el caso de reconocerlo se deberán aceptar como parte del proceso natural de confinamiento.
El primero de los síntomas será la ansiedad. El mero hecho de recibir la noticia del estado de alarma y la consecuente cuarentena, puede provocar la sintomatología propia de la ansiedad, como una respuesta de adaptación del propio cuerpo ante lo desconocido (provocando una mayor respuesta cuanto mayor sea el impacto).
También, podría darse por el hecho de no asumir la integración de las emociones presentes ante tal situación, es decir, no gestionarlas como realmente queremos o no dar soluciones al momento, puede provocarnos ansiedad. Un sentimiento relacionado con esta, es el miedo (a contagiarnos, a pérdidas de familiares, al futuro incierto…).
En segundo lugar, se encuentra la depresión. Ante hechos tan destacados como este, la persona puede presentar cuadros sintomáticos depresivos sin llegar a derivar en trastorno. Esos síntomas provocarán un gran impacto en el Sistema Nervioso Central, al igual que vendrán acompañados de ciertos sentimientos.
Se podrán presentar sentimientos de inutilidad y culpa, al pasar tanto tiempo en un mismo lugar sin realizar las tareas que antes formaban parte de su rutina (por ejemplo, ir a trabajar a la oficina) o por trabajar fuera de casa y la responsabilidad de estar siempre muy protegido para evitar el contagio a uno mismo y al resto de personas, entre otros. Además, se podrán dar sentimientos de irritabilidad por la forma de abordar los diferentes problemas que se vayan dando.
En tercer lugar, el estrés cobrará un papel muy importante. Vendrá dado por el ansiado deseo de libertad y la frustración ante la imposibilidad de salir fuera de tu propia casa. A esto se le suman los pensamientos de respuesta rumiativa, es decir, pensamientos repetitivos que provocan la realización de atribuciones negativas, de un pensamiento automático y veloz (sin razonar) y una menor capacidad de solución de problemas.
Cabe señalar, que, en estos periodos de estrés, la persona será más vulnerable a las adicciones (alcohol, tabaco, TV, comprar en exceso en el supermercado…) debido a que las aplicará como una forma de aplacar tales síntomas.
La autoestima formara parte de este cuadro sintomático tomando especial protagonismo a la hora de gestionar las propias emociones. A parte de todo lo mencionado anteriormente, puede darse una autoestima baja debido a que la persona no se identifique consigo misma. Al pasar tanto tiempo sin socializar con otros o al vivir una situación totalmente nueva, puede que esta experimente e intente lidiar con ciertos sentimientos que jamás se habría planteado, hasta tal punto que no pueda hacerles frente y decaiga en el intento. Para ello, se deberá de centrar en estrategias específicas que le ayuden a convivir con su propia persona.