En plena polémica sobre la violencia policial en EE UU, un equipo de investigadores americanos ha realizado un análisis de datos sobre las actuaciones de las patrullas del Departamento de Policía de Chicago (CPD). Sus autores pretenden que los resultados obtenidos sirvan para modificar y mejorar la futura reforma estructural de la policía, que presumiblemente asumirá el cuerpo durante los próximos años.
El estudio, publicado en la revista Science, arroja una contundente realidad: los oficiales negros realizaron menos detenciones y usaron con menos frecuencia la violencia que los policías blancos durante los tres años analizados. Del mismo modo, evidencia que los agentes hispanos y las mujeres recurrieron menos a la fuerza que los varones blancos.
“Podemos afirmar, por término medio, que los agentes de distintas identidades raciales, étnicas y de género actúan de forma diferente”, declara a SINC Roman Rivera, coautor del estudio y estudiante de doctorado en el departamento de Economía de la Universidad de Columbia (EE UU).
Este trabajo de Big Data surge tras diversos incidentes, como la muerte del ciudadano George Floyd, tras el cual se incrementaron las acusaciones a la policía estadounidense de actuar de forma abusiva y discriminatoria.
Para llevarlo a cabo, los investigadores seleccionaron el Departamento de Policía de Chicago, que opera en una ciudad diversa, en la que la mitad de sus habitantes se identifican como no blancos. Este cuerpo, según señalan los autores, ha experimentado en las últimas décadas “una diversificación sustancial”, en la que “la mitad de los oficiales pertenecen a minorías y más de una quinta parte son mujeres”. Esa heterogeneidad era idónea para analizar diferencias en el comportamiento de los agentes.
Después, recopilaron datos sobre 2,9 millones de turnos de trabajo y 1,6 millones de eventos sucedidos desde el 2012 hasta el 2015. A estos datos se les asociaron otros, como las características demográficas de las personas involucradas, la geolocalización y las acciones llevadas a cabo por los agentes que incluyeran detener, arrestar y usar la fuerza contra civiles.
Los civiles negros, los más perjudicados
Con condiciones de trabajo comparables, los oficiales negros hacen 5,72 paradas menos por cada 100 turnos para comportamientos sospechosos, lo que supone una reducción equivalente al 31 % del volumen promedio de oficiales blancos.
El grupo de oficiales negros realiza 15,16 menos detenciones, 1,93 menos arrestos y utiliza la fuerza 0,10 veces menos que sus compañeros blancos.
En cuanto a las actuaciones sobre civiles negros, el despliegue de oficiales negros produce 12,55 detenciones menos cada 100 minutos, un 39 % menos de las que llevan a cabo los agentes blancos. Por el contrario, los funcionarios públicos negros llevan a cabo 1,31 menos paradas a civiles blancos cada 100 minutos, si se compara con los oficiales blancos, lo que supone una reducción del 17 %.
Los oficiales negros también despliegan fuerza contra civiles negros 0,08 veces menos por cada 100 minutos, frente a sus compañeros blancos y su fuerza termina produciendo lesiones 0,03 veces menores.
Al igual que sus compañeros negros, los agentes hispanos que se enfrentan a las mismas condiciones laborales realizan menos detenciones, hacen menos arrestos y usan en menor medida la fuerza que los oficiales blancos, aunque las diferencias son más modestas.
Algo similar ocurre con las agentes, quienes realizan 0,61 menos arrestos totales por cada 100 turnos (un 7 % menos del promedio de arrestos masculinos) y 0,54 menos arrestos a civiles negros por cada 100 turnos (equivalente a un 9 % menos). También, las mujeres usan la fuerza un 28 % menos que los hombres de forma generalizada.
“Este estudio respalda la afirmación de que la diversidad de los agentes puede cambiar la labor policial, en particular reduciendo la aplicación de la ley contra los civiles de las minorías por delitos menores”, explica el investigador Rivera.
No obstante, los científicos señalan que su estudio contiene ciertas limitaciones, como la imposibilidad de establecer una comparación completamente equitativa en función de las diferentes situaciones a las que se enfrenten los agentes o la omisión de los motivos que les han llevado a actuar de una forma u otra. Por ello, reclaman más estudios en esta línea.
“Hay una gran variedad de mecanismos que pueden explicar los resultados, como que los agentes blancos tengan un sesgo racial o simplemente sean más agresivos con todos los civiles. Esto puede deberse a la forma mediante la cual adquieren la formación, a que son alentados por sus compañeros o superiores, o a sus creencias individuales, pero no tenemos datos para responder a estas preguntas en este estudio”, concluye.