Según recientes informes, el número de enfermedades de transmisión sexual (ETS) ha experimentado un repunte en los últimos tiempos en España a pesar (o quizás a consecuencia) de que cada día existen más y mejores tratamientos para su diagnóstico y curación.
Las enfermedades de transmisión sexual son el conjunto de patologías que se adquieren a través de las relaciones sexuales, cuando al menos uno de los individuos presenta una infección. Existen multitud de ellas y cabe destacar que no todas presentan un origen común, es decir, no todas proceden del mismo tipo de microorganismo, aunque las más comunes son las provocadas por virus y bacterias.
Aunque la idea lógica sería la de que el número de infecciones fuera disminuyendo a medida que se avanza con la investigación, en algunas ocasiones, tiene lugar un aumento del número de casos, debido a diversos factores, como la adquisición de resistencia por parte de los microorganismos o el exceso de confianza provocado por la propia existencia de dichos tratamientos, puesto que estas enfermedades han pasado (en algunos casos) de ser enfermedades que causaban grandes problemas, a pequeños infortunios de aparentemente fácil curación.
Sin embargo, es de gran importancia no “perderle el miedo“ a estas enfermedades, ya que en realidad pueden llegar a causarnos grandes problemas, lo que hace muy importante las labores de concienciación para la prevención de estas patologías.
Algunas de las ETS más comunes son:
Gonorrea
Se trata de una patología provocada por una bacteria, Neisseria gonorrhoeae, que puede provocar infección tanto en mujeres como en hombres de tipo genital, rectal y bucal.
En algunas ocasiones, puede darse una infección asintomática, en la que el individuo posee la enfermedad y puede no ser consciente de ello, ya que no se expresan los síntomas, lo que ayuda a su propagación de forma inconsciente a otras personas. Por supuesto, aunque no se expresen los síntomas, esta enfermedad se puede detectar mediante un análisis, y también puede (y debe) ser tratada con antibióticos.
Uno de los problemas actuales a nivel clínico es la adquisición de resistencia por parte del microorganismo a ciertos antibióticos, lo que hace necesaria la continua investigación y desarrollo de nuevos tratamientos.
Sífilis
Al igual que en el caso de la gonorrea, se trata de una infección bacteriana, en este caso causada por Treponema pallidum. Generalmente causa una infección genital (aunque también puede darse en otras zonas) y tiene lugar en mujeres y en hombres.
Una de las mayores diferencias entre sífilis y gonorrea es que, al ser distintos tipos de bacterias, causan síntomas muy diferentes. Estos síntomas suelen organizarse en fases, en función de lo avanzada que esté la infección, distinguiéndose entre fase primaria, secundaria y terciaria (la más avanzada).
Otro paralelismo con la gonorrea es que puede transmitirse al feto, lo que hace doblemente importante el diagnóstico y prevención.
VIH/SIDA
Probablemente esta sea la ETS más conocida y a la vez más temida a nivel poblacional. Se conoce por dos nombres, VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) o SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida). Es una enfermedad causada por un retrovirus (los retrovirus son un tipo especial de virus, que presentan un tipo de proteínas específicas que los diferencian de otros grupos virales).
Este virus ataca específicamente a las células del sistema inmune (linfocitos, macrófagos, células dendríticas…) lo que inhibe en gran medida los mecanismos que nuestro organismo utiliza para defenderse de las infecciones patógenas. Esto hace que, en multitud de ocasiones, el enfermo no fallezca por la propia enfermedad, sino por la infección provocada por otros agentes infecciosos que aprovechan la debilidad del sistema inmune para atacarnos (patógenos oportunistas) o por otras patologías derivadas de dicha debilidad.
El VIH genera una infección crónica, lo que provoca que se generen copias del virus y este se extienda por todo el organismo. A día de hoy no tiene cura, aunque en los países desarrollados, los tratamientos antirretrovirales de esta enfermedad permiten que los individuos tengan una calidad de vida similar a la de una persona no infectada. También puede transmitirse a la descendencia.
Herpes genital
Se trata de una infección provocada por virus, concretamente la familia Herpesviridae, que igualmente genera infecciones a nivel genital, rectal y bucal. Aunque también se trata de un virus, pertenece a un grupo diferente al virus del VIH.
Genera una infección latente y un daño directo. Por ejemplo, en una infección bucal, la primera vez que se da la entrada del virus, se provoca una herida en la boca provocada por la propia infección. Este daño directo puede tratarse con antivirales y ser eliminado. Sin embargo, no todos los virus participan en el proceso y los que no generan el daño quedan “almacenados” en el organismo y no se da su ciclo de vida hasta que no se vuelve a provocar otro daño directo (en este caso provocado por otros factores como el estrés). Esto es lo que se conoce como infección latente. El principal problema de estos virus “almacenados” es que no se ven afectados por los antivirales, puesto que estos solo hacen efecto cuando el virus inicia su ciclo de vida.
Como para cualquier enfermedad, las mejores armas contra las ETS son la concienciación, la prevención y el diagnóstico temprano, para poder eliminarlas o, por lo menos, paliar sus síntomas y ofrecer a los enfermos la mejor calidad de vida posible.