En los últimos años, numerosos científicos se han propuesto alcanzar uno de los mayores anhelos del ser humano, la inmortalidad ¿Conseguirán lograrlo?
Desde el inicio de la historia, el hombre ha ansiado generación tras generación lograr la vida eterna. Hasta hace poco, la búsqueda de este objetivo se realizaba a través de las religiones, entendida como la inmortalidad en el «más allá», pero a día de hoy esta tendencia ha cambiado y ahora algunos científicos buscan una respuesta científica a este problema.
En el año 2015, un grupo de investigadores de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) lograron encontrar una forma segura de alargar los Telómeros (regiones de los cromosomas asociadas directamente con el envejecimiento), «regenerando» las células y evitando su deterioro por el paso del tiempo. El gran punto fuerte de esta investigación, según sus descubridores, es que mediante este método no se produce una división incontrolada de las células que pueda inducir un cáncer.
En contrapunto, una investigación realizada en 2016 indica que el sueño de la inmortalidad quizás sea misión imposible, según un estudio del Albert Einstein College of Medicine de Nueva York. Después de analizar bases de datos de mortalidad de más de 40 países, este estudio concluye que no es posible a corto y medio plazo que un humano pueda vivir más de 125 años (en la actualidad el récord está en 122 años). Además señalan que en el caso de lograrse se «requerirían intervenciones más allá de la mejora de la salud».
Y es que en el caso de lograr la eternidad, se nos plantearían una gran cantidad de problemas a los que tendríamos que enfrentarnos para no «autodestruirnos». Al desaparecer la mortalidad se produciría un fenómeno de sobrepoblación que posiblemente acarrearía el agotamiento de los recursos naturales y, finalmente, acabaría con nuestra especie. Por lo tanto, es necesario pensar en los posibles problemas que puedan originarse al mismo tiempo que avanzamos para conseguir este «deseo natural».