Se entrega nuevo Premio Nobel de Química por la creación de las máquinas más diminutas jamás vistas.
El pasado 5 de Octubre tres científicos fueron galardonados con el Premio Nobel de Química 2016, entregado por la Real Academia de las Ciencias Sueca. Los tres afortunados, Jean-Pierre Sauvage (Francia), Sir J. Fraser Stoddart (EEUU) y Bernard L. Feringa (Holanda), recibieron el premio por su aportación en el campo de la nanotecnología.
El proyecto que han llevado a cabo consiste nada más y nada menos que en crear dispositivos (máquinas) cuyo tamaño se estableciera en la escala nanométrica, es decir, unas 20.000 veces más pequeños que el ancho de un pelo humano, lo que es un dato asombroso.
Ahora bien, ¿por qué tan pequeñas? La respuesta está en su futuro uso en la ciencia de la medicina (el más importante de todos los usos que podrá tener). Al tratarse de dispositivos tan pequeños, nos permitirán inyectarlos en tejidos del cuerpo para poder analizar la zona. Su función sería la de tratar de reparar algún daño, o bien (y este es el uso más destacado) detectar células cancerígenas y darlas caza para evitar que se reproduzcan, y así evitar la aparición de cáncer.
Podrían pensar que su funcionamiento es muy complejo, pero dado que su tamaño no permite realizar obras de ingeniería muy sofisticadas, su estructura se basa en “donuts encadenados” (diseño que fue propuesto por Sauvage y su equipo en 1983). Imaginen que partimos un donuts a la mitad, después los giramos de modo que formen dos lunas pegadas por atrás. Ahora pensamos que tenemos muchos y que los encadenamos. Pues bien, ese es el concepto sólo que con moléculas en vez de “donuts” y un ión de cobre como pegamento. La clave de la resistencia de estas máquinas es que la unión es física y no química, lo que las hace mucho más resistentes. Llegan a ser tan resistentes que en 1999, el tercer galardonado logra construir un motor molecular, que serviría de empuje a la molécula que este mismo científico lograría crear, hace tan sólo unos meses, que consigue transformar la energía en movimiento y transmitirlo a las ruedas moleculares de este, como si se tratara de nuestro coche, pero a nivel nanoscópico.
Gracias a sus esfuerzos estos científicos han sido premiados además con 8 millones de coronas suecas (aproximadamente 880.000€). Esperemos que continúen con su trabajo y podamos decir adiós pronto a enfermedades como el cáncer y dar la bienvenida a una nueva era en la medicina.