¿Dónde han quedado la niña de la curva, la del exorcista, Verónica, las brujas o Samara? Quizás deberíamos cambiar el truco o trato por un dominatrix o sumisa
En pleno 2018 la cosificación del cuerpo femenino continua a la orden del día. Y pese a que se ha avanzado bastante en la lucha contra el machismo durante los últimos años, este problema sigue latente en muchos aspectos de la vida cotidiana.
Se acerca Halloween y aunque muchos lo utilizan como una excusa para salir y beber, otros tantos viven la fiesta con emoción. A menos de una semana para la noche de los muertos, algunos, como es mi caso, estarán tratando de encontrar un disfraz.
Esta situación me llevó a buscar en google un disfraz que cumpliera con los requisitos que toda buena fiesta de Halloween exige cumplir: originalidad y ser aterrador. Pero para mi sorpresa, me topé de lleno con una realidad de la que seguramente muchos somos conscientes, pero que a veces pasa desapercibida por su cotidianidad. Es aquí donde surge el nexo que une el primer párrafo de esta publicación y el segundo ¿Cuál es la relación entre machismo y Halloween?
La respuesta es más fácil de lo que a simple vista puede parecer. Y es que en una fiesta cuyo objetivo es vestirse de tal forma que asustes a los muertos, cuando buscas en google “disfraz mujer Halloween” la mayoría de resultados son trajes que parecen sacados de un sexshop.
No obstante, hay una página web que supera las sugerencias hechas por Google y se trata, nada más y nada menos que de Asos. Con motivo de Halloween, Asos ofrece disfraces y complementos relacionados con el mundo del terror. Aunque en este caso, parece que están relacionados con el mundo del terror femenino, pues su sección de Halloween ofrece productos tan “siniestros” como un liguero, un disfraz que toda mujer querría llevar en una fiesta de Halloween. Pero la cosa no queda ahí, en la tienda multimarca podemos encontrar desde clásicos vestidos negros hasta mini vestidos de latex rojo.
Sin embargo, cuando cambias la palabra mujer por hombre, los resultados son completamente distintos. Si bien es cierto que en Asos también hay camisetas de hombre con agujeros en la zona del pecho, la inmensa mayoría son disfraces normales que tapan más piel de la que enseñan.
Por un motivo u otro, todavía se sigue normalizando la cosificación del cuerpo femenino. Puede que esto se deba a la herencia cultural, pero que algo se haya hecho durante mucho tiempo no implica que esté bien hecho. Mujeres y hombres son iguales, y del mismo modo que los trajes de hombres son originales, aterradores y divertidos, los de las mujeres deberían ser también así. Hemos llegado a un punto en el que la escasa variedad de diversidad de disfraces femeninos y su machismo limita la compra de estos trajes a una sola pregunta: ¿Vestido escotado de latex rojo o Caperucita Roja sexy? ¿Dominatrix o sumisa?
Es por ello, que antes de seguir fabricando disfraces de este tipo en masa porque es lo que siempre se ha hecho y es lo que vende, deberíamos preguntarnos si esto es lo que queremos que nuestros hijos vean cuando busquen en Google “disfraz mujer Halloween”.