¡Ay, inspiración! Quien diga que no depende de ti, está condenado a la ignorancia. Las artes dependen de esa chispa que necesitamos para movernos y que no puede forzarse. Saber su procedimiento para hacer acto de presencia es algo que trae a todos los artistas de cabeza, intentando que aparezca con lo más disparatado.
Lo gracioso de la inspiración es que suele esconderse tras temas típicos: amor, soledad, frustración, muerte, superación, éxito…por eso, aprecio tanto las obras que se desmarcan de todo aquello y desvían tu atención hacia cosas que no habías tenido en cuenta anteriormente. Eso sí, no hablo de tomaduras de pelo como un vaso de agua, un lienzo en blanco o la típica canción hecha con autotune y cuatro teclas de piano mezcladas con una batería.
Considero que la inspiración requiere sentir y poder responder a su llamada. Por eso, todo artista que se precie no sale de casa sin tener algo en lo que plasmar su idea a tiempo. Gracias al smartphone, hasta un guitarrista puede improvisar un tema mediante aplicaciones y perfeccionarlo en el estudio; pero no lo veréis a menudo, ya que los artistas no se fían y prefieren llevar las herramientas de toda la vida.
Si uno quiere intentar invocar a la inspiración, debe pensar en lugares, personas u objetos de valor sentimental. Si no aparece, es que necesitas descubrir nuevos paisajes, hacer nuevas amistades y vivir nuevas experiencias. Nada llega solo y las cosas buenas de la vida requieren un esfuerzo, por eso los mejores artistas tienen unas piernas inquietas que se pelean constantemente con la gran paciencia de sus dueños.
Si no estás dispuesto a sufrir de vez en cuando, olvídate de la inspiración, pues no está hecha para ti. La inspiración es caprichosa, por eso necesita algo más que fuerza de voluntad para aparecer ¡Imagínate si no haces nada! Gracias a ella, tarareamos, bailamos, leemos…hacemos todo lo que hace que nuestra vida valga la pena. Gracias a conocer a distintos cantantes, pintores y escritores, valoro el trabajo que hay detrás de su labor; por ello, afirmo lo siguiente: detrás de la vida, está el esfuerzo y, detrás del esfuerzo, la inspiración.