Todos soñamos con vestir como las celebrities y los influencers, deseando que los cycle pants nos queden tan bien como a las Kardashian, poder comprarnos las zapatillas deportivas de Louis Vuitton o tener un armario repleto de sudaderas como las que lleva Rosalía. Sin embargo, resulta interesante preguntarse de dónde vienen todas estas prendas y cómo han pasado de simple ropa deportiva a prendas high fashion.
El chándal tal y como lo conocemos en el presente surgió en 1939. Originalmente estaba formado por dos piezas: una chaqueta con cremallera y unos pantalones con elástico en la cintura. Solían ser monocromáticos y únicamente eran utilizados por los deportistas para cubrir sus uniformes.
No fue hasta la década de los 70 que el chándal se transformó en una prenda en boga y fue aceptado como vestimenta informal. Su difusión y aprobación se debió principalmente a estrellas como Bruce Lee, que empezaron a llevarlos en la pequeña y gran pantalla. En este sentido, Adidas fue la encargada de promover el uso del chándal al crear un conjunto especial para el futbolista Franz Beckenbauer en 1967; el cual pasaría a convertirse en el chándal insignia de la marca.
Diez años más tarde fueron los raperos y las estrellas del hip hop quienes marcaron tendencia a través de los chándales holgados y de colores estridentes que utilizaban en sus videoclips y conciertos.
De esta manera el uso del chándal se fue extendiendo poco a poco a otros ámbitos distintos al deporte. Otro gran paso para convertir esta prenda en un elemento de moda fue el lanzamiento del chándal de dos piezas de terciopelo rosa creado por la marca Juicy Couture y popularizado en películas como Chicas Malas a principios del siglo XXI.
No obstante, el chándal no es la única prenda deportiva que comenzó siendo de uso exclusivo para deportistas y que en la actualidad forma parte de la nuestra indumentaria diaria. Las Chuck Taylor All Star, más conocidas como Converse, fueron creadas en 1908 como zapatillas para jugadores de baloncesto por su diseño ligero y flexibilidad. En 1936 pasarían a ser el calzado oficial del equipo de baloncesto estadounidense para las olimpiadas. Pero no sería hasta después de la Segunda Guerra Mundial, con el auge de la mentalidad de la sociedad de consumo, cuando zapatillas se comercializarían en varios colores y modelos.
Otro caso similar es el de las Nike Air Force 1, que surgieron también como zapatillas de baloncesto en 1982 para acabar convirtiéndose en un ícono de moda urbana. Su extendido uso en los partidos callejeros del Bronx, así como en videoclips de Hip Hop, las catapultó a la fama. Tal fue el éxito de las Air Force 1 que a día de hoy Nike ha lanzado más de 2000 modelos diferentes de esta zapatilla.
Pero si hay una prenda que fue creada especialmente para los deportistas y que actualmente todo el mundo lleva, ya sea para animar a sus equipos o como una pieza high fashion, son las camisetas de fútbol, baloncesto y rugby. Parece mentira que inicialmente los amantes del deporte fueran a animar a sus equipos vestidos con traje y camisa en lugar de llevar las camisetas de sus estrellas deportivas.
Las camisetas de equipos deportivos se introdujeron en el mundo de la moda en la década de los 70. Diez años más tarde, Norm Charney revolucionó este mercado siendo la primera persona en añadir serigrafías de nombres de deportistas y equipos a camisetas deportivas. Fue a partir de ese momento que empresas como Nike y Champion siguieron su ejemplo y empezaron a vender camisetas con los nombres de los jugadores favoritos del público.
La historia de la ropa deportiva es un claro ejemplo de que la moda es impredecible y está sometida a cambios constantes. Es por ello que nunca sabremos si quizás lo que hoy parece una prenda de uso limitado mañana será el último grito de la alta costura.