Sin lugar a dudas uno de los momentos más mágicos y especiales de la cultura castellana es la Semana Santa. Con gran importancia en el sur de España, donde todas las ciudades se llenan de devotos y no devotos que contemplan la belleza de los pasos en las procesiones, en Castilla y León también tiene una gran presencia.
Entre historia y tradición, perdida en la basta meseta castellana, se levanta la pasión en la semana santa de Salamanca. Bajo la atenta mirada de la catedral nueva o la fachada de la Universidad, a la luz del atardecer, cuando la piedra franca de Villamayor obtiene su característico color, enrojeciendo a la ciudad entera, la música comienza a sonar. Y con ella, los pasos a procesar.
Son muchas las cofradías que durante todos los días de la semana santa hacen desfilar
los pasos a lo largo de las calles. Entre historia y devoción, son muchos los turistas que se acercan a disfrutar de la belleza de las orquestas mientras los pasos bailan a su son. Pero son muchos más aún los propios salmantinos que deciden rendir homenaje a su ciudad y a sus santos visitando los pasos y las procesiones con sus mejores galas.
Cada día trae la oportunidad de ver una nueva procesión con diferentes pasos: desde el
domingo de ramos hasta el domingo de resurrección. Durante toda la Semana Santa, todas las iglesias de la ciudad abren sus puertas de forma gratuita para que quien quiera pueda ver los pasos que se exponen en el interior de estas. Es una buena oportunidad por poder contemplar el interior de la catedral nueva sin tener que pagar por ello como pasa en el resto del año.
Pese a ser la catedral nueva el monumento más destacado de Salamanca. También se encuentran numerosos lugares de obligada visita como el convento de San Esteban (con una fachada altamente espectacular) o la famosa fachada de la universidad donde encontrar la rana y así, según la leyenda, conseguir suerte en los estudios. Recorrer sus calles encontrandose con sitios como los jardines de Calisto Y Melibea (ya que la obra de «La Celestina» se desarrolla en esta ciudad), la casa de las conchas o la torre del clavel también debería ser obligatorio.
“Todos los caminos conducen a Roma”. En el caso des esta ciudad se podría cambiar
el dicho a “Todos los caminos conducen a la plaza mayor”. Caracterizada como una de las plazas más bonitas de toda España, es el lugar donde desembocan la mayoría de las procesiones que desfilan por las calles de Salamanca a lo largo de toda la Semana Santa. Gran número de procesiones finalizan juntas aquí y, entre la música y la gente, la plaza entera se llena de luz, sonido y vitalidad.
También es de destacar una de las procesiones que no finalizan en esta plaza, pues solo llega hasta la catedral nueva: la procesión de El Arrabal. Una maravilla poder ver el paso como cruza el Tormes a través del puente romano casi 2000 años de antigüedad.
Pero no solo existe religiosidad, pues si por algo también es famosa esta ciudad
es por su buen comer. El característico hornazo propio de esta época que consiste en una empanada rellena de huevo duro, panceta, chorizo y carne de cerdo se vende en las calles y se puede disfrutar de los bares que sirven muy buenas tapas.
Y citando a Miguel de Cervantes
«Salamanca que enhechiza la voluntad de volver a ella a todos los que la apacibilidad de su vivienda han gustado»