Hace un par de semanas nuestro compañero Borja coincidió con Miguel Dantart y nos contestó algunas preguntas
Para conocerte un poco, ¿Cómo y cuándo empieza tu aventura con la música?
Empecé hace ya 20 años, a finales de los 90, en aquella época empezaba a resurgir el mundo de la canción de autor y comencé a cantar con otros compañeros en teatros como el Montacargas. El caso es que yo estaba estudiando y me dije “tengo que dejarlo”, pero surgió la posibilidad de hacer a un anuncio en Telemadrid y allí que fui.
Se suponía que era mi última actuación ya, pero al día siguiente un productor me propuso grabar un disco con varios cantautores. Posteriormente firmé ya con “Polydor” y grabé mi disco en solitario donde se incluía ya mi canción “Dolores y José”, que aún sigo cantando.
¿Qué significa Madrid para ti? ¿En qué te ha influido?
Es verdad que nací en Sevilla, pero al año de nacer nos vinimos a Madrid a vivir por lo tanto los recuerdos de Sevilla son muy pocos, luego después viví en Cáceres toda mi infancia. Cuando llegué a Madrid definitivamente fue con 15 años, y venia con todas las ilusiones. Madrid significa lo más grande, la ilusión. Aquí todo el mundo hacia teatro, es una ciudad creativa, que acoge muchísimo a la gente, casi todos venimos de fuera. Y como fuente de inspiración es sensacional, las calles, la gente… Cuando vas a otros sitios, es muy triste porque nadie habla con nadie y Madrid es uno de los pocos sitios en los que siempre le digo a mis amigos que puedes bajar al bar solo y volver a tu casa con quince amigos porque la gente es muy abierta, se conoce, puedes conversar… Eso genera una cantidad de historias que a nivel creativo es brutal y para cualquier artista, no solo músicos sino de cualquier expresión artística es una fuente de alimento creativo.
Te quería preguntar por la influencia de latinoamericana, ¿Qué repercusión ha tenido en tu música?
Muchísima, estoy dentro del circuito de canción de autor, donde la palabra es muy importante. Por eso estoy más cerca de los que cantan el español. Me ha gustado más entender las letras y entender las historias. En cuestión de ritmos siempre he oído mucho a los cantantes brasileños como Caetano Veloso (que me encanta), Gilberto Gil, Djavan… También mexicanos o la canción cubana de Silvio Rodríguez… Un amigo siempre me decía “la música son 7 o 12 notas, pero la palabra es infinita”. Y la idea de contar historias siempre es lo que a mi más me ha marcado, pero el lenguaje musical, y las armonías también, para vestir las canciones dependiendo de lo que estoy contando.
¿Te consideras realmente un cantautor al uso? ¿En qué lugar situarías tu música?
En realidad, soy un cantautor porque estoy dentro de un circuito de canción de autor y donde toco son salas típicas de estos circuitos. Pero la música que hago no. Ahora ha resurgido la musca indie, y yo conozco indies que eran cantautores, pero han cambiado la etiqueta y el circuito. Tocan las mismas canciones, pero en otra sala, o con otra guitarra. Por mi parte, respeto máximo al mundo de la canción de autor porque es con la que he crecido, pero tampoco me considero un cantautor como los maestros de los años 70. Muchas de mis canciones son más pop, y están cerca del rock cuando toco con más músicos. Alguien dijo “si me etiquetas, dejo de ser todas las cosas que potencialmente podría llegar a ser”. Yo he aprendido a vivir con las etiquetas y comprendo que son necesarias. Pero no escribo ni compongo pensando estar dentro de una etiqueta. Me siento libre y no me planteo “tengo que hacer esto para gustar al circuito a la hora de escribir.
¿Qué es la música para ti?
Para mí es un medio de expresión. También es algo que haces porque sientes la necesidad de hacerlo. Ahora, lo piensas fríamente y piensas que tienes que vivir de algo, y te gustaría que te oyera mucha gente. Pero la música para mi es todo. Me expreso con ella, me satisface y me hace sentir que estoy vivo, que tengo una misión en la vida. Lo podría hacer en mi cuarto, pero lo quiero hacer delante de gente porque también es una cosa del artista el que te conozca la gente y que disfrute con lo que haces. Trasmitir y que se sientan identificados. En ese baile lo difícil es encontrar el lenguaje para, sin perder lo que yo quiero contar, hacer que lo que quiero contar le pueda gustar a mucha más gente. Y es un peligro porque siempre está el riesgo de perder la esencia y esa raíz es lo que no se puede perder. Puedo moldear y mover el entorno, pero siempre y cuando esa esencia sea la misma. Y esa es mi lucha, pelearé para que así sea.
¿Qué te inspira al escribir tus canciones? ¿Podemos encontrar un tono crítico en ellas?
Eso ha ido evolucionando, he sido una persona muy curiosa desde pequeño y me han interesado conocer de todo. Sigo leyendo mucho, veo muchos documentales y me inspira contar mis dudas y curiosidades. En realidad, con el paso del tiempo me interesa menos el contar mis vivencias a nivel “me ha dejado mi chica”, prefiero contárselo a mis amigos en un bar. Por ejemplo, escribo una canción de neandertales, un tema que me interesa mucho. Sin embargo, lo difícil es conectar con la gente con ese tipo de temas. Por eso intento “hacer un ten con ten”, y al hablar de la hibridación de los neandertales con el homo sapiens intento hacer una historia de amor. O la canción de Frida Kalho, de quién me impacto mucho conocer su vida porque creo que es una persona admirable por cómo se enfrentó al dolor y a sus miedos. En cuanto a la crítica, creo que no hay mucho nivel de crítica, lo que si me hago son preguntas, como en la canción de “A la luz de Instagram”. Y en ese sentido más que un crítico social quiero ser un incentivador de la duda.
En tus canciones hablas mucho del mundo… ¿Qué es lo que más y menos le gusta a Miguel Dantart de este “mundo alborotado”?
(R) Lo que más me gusta es el abanico de posibilidades que nos ofrece a los humanos, que somos los que habitamos y gobernamos este mundo. Las posibilidades de desarrollo para nuestra especie y nuestra civilización, pues somos libres y podemos hacer lo que queramos, el problema es como lo gestionamos. Y lo que más aborrezco es que esa gestión se la quedan cuatro. Aborrezco muchísimo de la especie humana la capacidad de seguir una bandera y crear fronteras para dividir. Nos falta humildad, a los gobernantes y a todos. Ghandi decía “el mundo es muy grande para dar de comer a todos, pero muy pequeño para dar de comer a unos pocos”. La ambición y la avaricia hace que uno quiera todo, yo creo que hay una libertad y una potencialidad en nuestro planeta para poder vivir de otra manera y no la estamos utilizando. En conclusión, lo malo no es el mundo sino el uso que hacemos de él.
Háblame un poco de tus referentes musicales…
Me gusta conocer todo tipo de música, aunque desde pequeño me ha gustado escuchar a cantautores. Serrat siempre ha sido mi ídolo contando historias, también sabina. Además, me gusta mucho Bob Dylan, Leonard cohen o Tom Waits a nivel extranjero. Aunque mi ídolo verdadero, es Jorge Harrison. Para mí, el más grande músico que ha habido en la historia, con una sensibilidad brutal. Una persona que tenía un grupo con dos tíos como John Lennon o Paul Mccartney. Probablemente si no hubiera estado en ese grupo hubiera sido un genio universal. Aun así, supo mantenerse al margen y viajó. Era un tipo curioso con el que me siento identificado. Además, es un gurú por su talante y su manera de comportarse en la vida.
¿Qué piensas de la escena musical actual en España y del mainstream?
Tengo sentimientos enfrentados. Es verdad que hay cosas super interesantes que se están haciendo por internet. El problema es que las nuevas redes de comunicación también difuminan muchísimo. Los vídeos virales pueden surgir espontáneamente, pero muchos están dirigidos por grandes compañías con mucho marketing y dinero detrás. Por ello, en el mainstream, a mí me da la sensación de que se está dirigiendo todo hacia lo fácil, lo simple… El gran problema que hay en general es que la cultura cada vez es menos cultura y más ocio y entretenimiento. Pero todos los que nos dedicamos a esto deberíamos invitar un poco la reflexión de” por qué estamos aquí”, y cada vez eso sucede menos. Todo que se apoya desde arriba es más aquello que no invita a la reflexión.
¿Qué cambios has hecho respecto a discos anteriores en este nuevo disco?
Estoy mucho más centrado en mis propias experiencias. Y a nivel técnico que creo que es el disco más personal pues lo he hecho y mezclado entero yo. Es una primera parte de un segundo disco que marca una línea muy importante hacia donde voy: una mezcla de la emoción y la narración.
Siempre estructuro las canciones conforme al clásico presentación-nudo-desenlace y en este caso intento meter un poco más la parte de la emoción. Soy muy tímido y me cuesta mucho desnudarme delante de la gente, pero en este disco he soltado más mis miedos e incertidumbres. No sé si es bueno o malo, pero es el camino que voy siguiendo y voy a seguir desde ahora.
¿Por qué una revisión de tu tema Dolores y José en este nuevo disco?
A nivel emocional, han pasado 20 años desde que empecé a componer con épocas malas y buenas. A veces con ganas de dejar la música o haciendo un concierto como el que come puré con la nariz tapada. Y ahora creo que tengo muchísima ilusión, por lo que volver a “Dolores y José” es una manera de volver a la inocencia de cuando empecé, de cuando escribí esa canción. Cuando no tenía ninguna pretensión y era simple pureza. De alguna manera esta revisión me ayuda a recuperar esa ilusión. Por otro lado, es una canción que conoce mucha gente y era una manera de volver a mi público. Tiene esa doble vertiente emocional y material.