Sin embargo esto no es de extrañar, pues ni siquiera en grados como Comunicación Audiovisual, que es probablemente la formación que van a recibir muchos de los futuros diseñadores de vestuario, se menciona nada al respecto.
No obstante, el vestuario forma parte de la caracterización, un elemento imprescindible en la construcción de cualquier narrativa. Para que un personaje no sea plano debe diferenciarse física, psicológica y socialmente del resto. Por ende, su vestuario es de gran importancia, ya que ayuda al desarrollo de estas tres dimensiones.
A pesar de esta inadvertencia, el cine y la moda han ido siempre cogidos de la mano y los cineastas se nutren de ella para diseminar el alma de sus personajes. Haciendo un breve recorrido por la relación que mantienen estas dos artes, podría decirse que su origen se encuentra en 1948. Aunque cabe aclarar que el diseño de vestuario es tan antiguo como el cine mismo, sin embargo, no será hasta este año que se le otorga una mayor importancia y por tanto comienza a considerarse parte de la industria cinematográfica. En 1948 se entregó por primera vez en la historia el Óscar al mejor diseño de vestuario. Inicialmente, esta categoría estaba dividida en dos: películas en blanco y negro y filmes en color. Pero en 1967 se fusionaron estas dos categorías, estableciendo el formato que se ha mantenido hasta hoy.
El primer hito dentro de la historia del diseño de vestuario en el cine lo marcó Lo que el viento se llevó. Su vestuario fue diseñado por Walter Plunkett, quien consiguió que sus faldas de vuelo, su miriñaque y su vestido verde hecho con unas cortinas permanecieran en la memoria de todos. Tras el lanzamiento de esta cinta el terciopelo y los sombreros volvieron a estar en boga. Y es que para ser sinceros ¿Quién no ha querido vestirse como Escarlata O’Hara alguna vez?
La siguiente parada en la historia del diseño de vestuario tiene lugar en 1940 con Rebecca. Resulta anecdótico que la prenda que se popularizó gracias a esta película tuviera el mismo nombre que la protagonista. La sencillez y modernidad de las rebecas que Joan Fontaine llevó durante la filmación de este filme conquistaron el corazón y el armario de muchas mujeres durante los 40.
Siempre nos quedará… ¿Burberry? Casablanca no solo hizo de esta frase algo mítico, también consiguió el mismo efecto con las gabardinas de la famosa marca británica. Aunque las gabardinas no fueron la única tendencia que marcó Casablanca puesto que desde su proyección el famoso sombrero “Fedora” de Humphrey Bogart fue la prenda favorita de los detectives y gánsteres de la gran pantalla.
Al parecer los chicos malos de Hollywood tienen un don para crear tendencia, dos fueron las películas que lo consiguieron en los años 50: Salvaje, película que dio fama a las chupas de cuero, y Rebelde sin causa, cuyo estilo casual, camisetas blancas remangadas y vaqueros siguen todavía hoy de moda.
En 1961 Givenchy diseñó el que es a día de hoy uno de los vestidos más codiciados de la historia de Hollywood ¿Quién no recuerda a Audrey Hepburn en su maravilloso vestido negro mirando la fachada de Tiffany’s? Y es que todos sabemos que Desayuno con diamantes no habría sido lo mismo sin el brillante e impecable estilo del diseñador.
Un dato curioso sobre el vestuario de la siguiente película de la lista es que la actriz principal fue una las diseñadoras del mismo junto a Ralph Lauren, Nancy McArdle, George Newman y Marilyn Putnam. Annie Hall despuntó por tener a una protagonista que llevaba ropa típicamente masculina, demostrando que a las mujeres los trajes les quedan tan bien como a los hombres.
Dando un salto de veinte años en el tiempo, nos adentramos en la década de los 90, donde dos fueron las películas que sobresalieron por su diseño de vestuario. Por un lado estaba Pretty Woman, cuya diseñadora de vestuario, Marilyn Vince, hizo el hallazgo del siglo al sustituir los tacones por las altas botas de vinilo negras que Roberts llevaba en la cinta. No obstante, este no fue el único hallazgo de la diseñadora, a ella le debemos también el vestido de lunares blanco y marrón que tanto se ha recreado a lo largo del tiempo. De los lunares pasamos a los cuadros con Clueless. Dios salve a Cher y sus conjuntos de cuadros, porque pocas películas han dado tantas lecciones de moda como esta y si no os lo creéis mirad a vuestro alrededor ¿De donde pensáis que viene la última tendencia de este otoño-invierno?
Pese a que muchos no hayan visto las películas que se han mencionado en esta lista, probablemente una mayoría sí que las conoce gracias al vestuario de sus personajes. La magia del diseño de vestuario está en su valor evocativo, capaz de crear imágenes y recuerdos que jamás serán borrados de la memoria colectiva. Es por ello que, como última reflexión, cabe recordar que está en nuestras manos evitar que esta bella labor vuelva a quedar en el olvido.