(A ti, mujer luchadora)
No más miedo,
ni miradas de dolor.
No más.
No más llamadas a deshora.
No más “Acompáñame, no quiero volver sola”.
No más.
No solo los golpes dañan,
también las palabras arañan el alma
y convierten en pesadilla los sueños que un día
tu vida alimentaban.
Y si te grita,
escapa.
Y si te insulta,
huye.
Y si te golpea,
corre,
vuela,
despliega las alas que un día te cortó.
Rompe las cadenas
con las que te aferra.
Que quien te quiere,
bien lo hace,
y libre te desea.
No más excusas.
No más celos.
No más copas de más,
ni faldas de menos.
No más nombres de mujeres
en lápidas y mármoles.
Ni una menos.
Ni una más.
No más.
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