Mayo acaba y una vez más deja un sabor “revolucionario” a su paso. Comienza pisando fuerte: con el homenaje al día trabajador y en Madrid se conmemora la rebelión del pueblo ante las tropas francesas. En España el primer domingo de mayo todo hijo recuerda a su madre, que es siempre una luchadora por definición, y en Argentina se tiene presente a las Madres de la Plaza de Mayo.
Además, es un mes conocido por las revueltas estudiantiles de la capital francesa que seguramente hayas oído hablar o incluso visto en los libros de texto: El Mayo del 68.
¿Qué es el mayo del 68?
Para conocer el Mayo francés o Mayo del 68, se debe viajar hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial (1945), cuando Francia se coloca como una de las potencias que mejor sale parada del gran conflicto bélico. En la década de los sesenta el país disfruta de un auge económico y comienza a implantar un estilo de vida muy próximo al feroz capitalismo estadounidense. Sin embargo esa burbuja de lujos individuales, tiene su consecuencia a finales de década con la caída de los salarios y el castigo de miles de franceses a la pobreza.
Ante esta situación, los estudiantes universitarios toman las calles y desatan varias movilizaciones no solo contra el sistema presente, también contra el autoritarismo de las instituciones, el imperialismo (guerra de Argelia y Vietnam) e incluso reivindican una libertad sexual escasa hasta el momento. Sueñan con un mundo más justo.
Su presidente, el general Charles de Gaulle, muy lejos de suavizar la situación es responsable del brutal contraataque policial que sufrieron los manifestantes.
¿Cómo empieza?
El inicio de lo que termina siendo una revolución social se sitúa en las protestas de ocho estudiantes de la Facultad de Humanidades de Nanterre, a las afueras de París. Los jóvenes exigían tanto la salida de EEUU de la Guerra de Vietnam como acabar con las leyes de segregación sexual, por aquel entonces se prohibía compartir dormitorio a personas de distinto sexo en el campus universitario. Como represión las autoridades cierran la universidad y detienen a varios estudiantes. La violenta respuesta del poder provoca una adhesión espontánea de distintos sectores y la protesta migra a una de las universidades más prestigiosa: La Sorbona de París, en el corazón de la ciudad.
Vista la poca intención de comprensión a sus reivindicaciones por parte del gobierno francés, el 10 de mayo de 1968 miles de personas ocupan el barrio Latino de París. Tienen lugar las primeras barricadas. Los propios estudiantes consiguen extender su revolución.
A partir de ahí, la revuelta abraza a miles de personas en las que se podían distinguir los sindicatos de obreros que, aunque tienen un enemigo común, protestan separados de los estudiantes por no considerarlos a todos de clases obreras.
¿Consecuencias?
Las concentraciones duran hasta junio de ese mismo año, cuando De Gaulle convoca elecciones anticipadas en las que nuevamente pierde la izquierda. Se hace responsable a los jóvenes contestatarios de la continuidad de los mismos en el poder, pero no se puede decir que no logran nada. Los sindicatos consiguen pactar un aumento salarial para los trabajadores. Es verdad que no es la propuesta estrella de los jóvenes y sí de los sindicatos pero ¿se hubiera conseguido sin la agitación estudiantil?
Lo que sí está claro es que el mayo revolucionario francés es el impulsor de las cuestiones y las reivindicaciones homosexuales. Tan solo tres años más tarde, el 1971 se conoce como el año de la liberación homosexual en Francia.
El mayo del 68 demuestra un ejemplo de unión de los más jóvenes en contra de lo impuesto por las élites arcaicas de ese país. Es una revolución que inspira a otros jóvenes de distintos países a desarrollar sus revueltas respectivas como las manifestaciones estudiantiles de México, en octubre de ese mismo año. Además, la agitación parisina es un éxito de los medios de comunicación y los eslóganes que se mueven por todo el globo terráqueo.