Ayer sábado 12 de agosto en Virginia, EE.UU, se declaraba el estado de emergencia por protestas de supremacistas blancos en Charlottesville. La jornada terminó con tres fallecidos y más de veinte heridos.
El motivo de las concentraciones fue la protesta por la retirada de la estatua del general confederado Robert E. Lee de uno de los parques de la ciudad. El organizador del evento, Jason Klesser, exponía en un comunicado que se trataba de defender la Primera Enmienda de la Constitución que protege la libertad de expresión y “a los grandes hombres blancos que están siendo difamados, calumniados y derribados en Estados Unidos”.
En la primera marcha que se celebró la noche anterior ya tuvieron lugar incidentes cuando los participantes al llegar a la rotonda de la Universidad de Virginia se encontraron con contramanifestantes a lo que arrojaron antorchas y propinaron patadas.
En las manifestaciones se escucharon lemas como “Las vidas de los blancos importan”, “Los judíos no nos reemplazarán” o “Un pueblo, una nación, terminemos con la inmigración”. Hubo agresiones con gas pimienta y botellas a aquellos que se oponían al movimiento.
Una de las muertes se produjo en un atropello premeditado a un grupo de personas que protestaban en contra de la marcha del sábado por la mañana. El autor fue un joven blanco de 20 años natural de Ohio, quien arrebató la vida a Heather Heyer. Jake Alex Fields -nombre del autor- participó previamente en la manifestación de la mañana, en la que portó un escudo con la enseña de la organización supremacista y neonazi Vanguard America, según la ONG pro Derechos Civiles Southern Law Poverty Center (SLPC).
Su madre ha asegurado que se enteró de lo ocurrido por los medios y que sabía que su hijo asistiría a un acto del movimiento “Unir a la derecha” pero que no tenía entendido muy bien de qué iba.
Las otras dos muertes fueron las del piloto del helicóptero de la policía y su pasajero al estrellarse a las afueras de la ciudad.
El Presidente de Estados Unidos, no se manifestó hasta ya entrada la tarde dando una breve comparecencia en la que tachó estos actos “una muestra atroz de fanatismo, racismo y violencia por múltiples partes. Múltiples partes”. Matizó que esto “ha estado sucediendo durante mucho tiempo en nuestro país –no con Donald Trump, no con Barak Obama”. No se refirió expresamente a los supremacistas blancos a pesar de que la marcha contó con conocidas figuras de la derecha nacionalista estadounidense, como David Luke, antiguo líder del Ku Klux Klan.