El grupo de Los Ángeles actuó el pasado lunes 5 de febrero en el WiZink por segunda vez este año, completando aforo con unos 15.000 asistentes
Tras su concierto el sábado anterior (3 de febrero) todo apuntaba a que el concierto volvería a ser de esos inolvidables, sobretodo para los que era su primera vez.
Pero antes de ver a Metallica, les tocaba el turno a los noruegos KVELERTAK. Mientras todo el mundo iba accediendo al recinto, estos se preparaban para comenzar con su show. No se sabe si por las prisas o por qué motivo tuvieron la mala suerte de sufrir lo que muchos echaron en cara en el concierto del sábado, el sonido en general volvió a no estar a la altura. Nadie se lo explicaba después de que les hubiese pasado a ambos grupos el pasado sábado. Dicho lo cual los noruegos brindaron espectáculo como suelen hacer, calentando a las masas para el pedazo de concierto que venía.
Acabaron, y fue entonces cuando todo el mundo dejó de pensar en otra cosa que no fuera ver a los americanos en plena acción. La gente se iba animando a medida que ponían canciones (para entretener antes de comenzar) cada vez más fuertes. Cada cosa que ocurría era vitoreada. Hasta cuando salían técnicos de la banda a dejar algún pie de micro, o alguna botella de agua se escuchaban gritos que anunciaban lo que iba a ser la actuación de Metallica.
Cuando salieron al escenario, la gente se volvió loca, sin siquiera empezar a tocar una sola nota, y de repente… ¡PUM! Comenzaron a todo volumen con Hardwired. TODO el WiZinK Center de pie, con la mano cornuda arriba y saltando.
Desde luego, a medida que avanzaba, el recinto entraba más y más en calor, acompañando cada sólo de Kirk Hammet, cada fill de Lars Ulrich, cada sacudida de cabeza de Robert Trujillo y, por supuesto cada grito de James Hetfield cargado de rabia.
El espectáculo ofrecido por los americanos fue de un nivel asombroso. Lo primero, el escenario de 360º por el que campaban, todos menos Lars, a sus anchas cantándole a cualquiera de los 8 micrófonos que había. Encima de sus cabezas lucían unos 20 cubos luminosos sobre los que se proyectaban temáticas con cada canción, sumados a los efectos especiales y los sorprendentes drones que sobrevolaron el escenario mientras tocaban. Por si fuera poco, la plataforma sobre la que yacía la batería de Lars fue girando a medida que avanzaba el concierto para no dejar a nadie de lado. En el aspecto de la experiencia en el concierto, se esforzaron en que todo el mundo disfrutase de todos los músicos, pudiendo ver un sólo punzante de Kirk, un salvaje James o al mismísimo Robert en acción en primer plano.
Y por fin llegó el momento que muchos estaban esperando. Tras 13 temas ejecutados perfectamente llegó One, un himno para muchos allí. Fue el tema con el que, si faltaba alguien por gritar, lo haría.
Tras este llegó Master of Puppets, depués la mítica balada Nothing Else Matters con un sonido precioso… Finalmente, como no podía ser de otra forma Enter Sandman.
«Llegados a este punto,»- dijo James en inglés -« ¿cuántos de aquí queréis vivir para siempre?»-. La gente chillando levantando los brazos…»¡Bien! Pues para poder vivir para siempre, ¡¡primero hay que MORIR!!«-.
Nada más acabar la frase comenzó uno de los riffs más conocidos de la banda (tenéis un trocito en la galería que os dejo debajo del artículo) para adentrarse en Enter Sandman y poner el broche de oro a la noche.
Galería de vídeos con fragmentos del concierto:
Setlist de la noche:
- The Ecstasy of Gold (Ennio Morricone song)
- Hardwired Intro
- Hardwired
- Atlas, Rise!
- Seek & Destroy
- Harvester of Sorrow
- Fade to Black
- Now That We’re Dead (con batucada de tambores por todos los integrantes)
- Dream No More
- For Whom the Bell Tolls
- Halo on Fire (incluyendo solos de Kirk y Rob con guiño a ‘Los Rockeros van al Infierno’ de Barón Rojo & ‘(Anesthesia) Pulling Teeth’)
- Last Caress (Misfits cover)
- Creeping Death
- Moth Into Flame
- Sad but True
- One
- Master of Puppets
Bises:
- Blackened
- Nothing Else Matters
- Enter Sandman