Tú, que has subido mil montañas,
has nadado por los mares de unas pupilas que ya no te miran
y has abrazado a la incertidumbre
tantas veces como te has despertado en la madrugada,
sin saber qué hacer,
sin recordar quién fuiste,
sin reconocerte.
Has subido al cielo y bajado al infierno
en la misma noche.
Te has quemado con el alcohol de unos besos
que no eran de nadie.
Has bailado el último vals
entre recuerdos sombríos,
como el músico que canta al abismo.
¿Quién no ha jugado con fuego alguna vez?
¿Quién no se ha equivocado?
O lo que es peor,
¿quién no se ha convencido del acierto
después del error?
Esperando ese mensaje,
soñando con los ojos abiertos,
queriendo sin querer.
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