Tras el triunfo de Israel en la Guerra de los Seis Días en 1967, este estado comenzó a implantar ilegalmente colonias extranjeras en territorio palestino. Todo ello, respaldado por Occidente. Estos hechos se han prolongado hasta la actualidad y ha supuesto constantes violaciones de Derechos Humanos y recíprocos ataques en territorio palestino.
Estos colonos israelíes, generalmente originarios de Polonia, Estados Unidos o Argentina, gozan de protección legal, económica e incluso militar, por parte del estado israelí. Pero, ¿por qué se debe tanto apoyo a los colonos? Para responder a esta pregunta, debemos de viajar al pasado y trasladarnos a 1947. En ese año, Israel fue reconocido por las potencias internacionales como un Estado independiente de Oriente Medio pero con vinculaciones europeas. Además, tanto Naciones Unidas como Europa, reafirmaron la decisión como compensación de todo el daño provocado tras el Holocausto Nazi al pueblo judío a principios del siglo XX.
Para ello, decidieron ceder territorio postcolonial británico (en aquel momento, pertenencia íntegra de Palestina) a Israel. En este reparto territorial, la Torá (libro sagrado del judaísmo) se convirtió en un “manual sacro” para poder dividir dichas tierras. Esto se debe a que según sus sagradas escrituras, estas zonas pertenecían a los judíos desde su creación. De ahí, nace la responsabilidad de volver a sus “orígenes” tras el éxodo judío y a su influencia colonizadora. Por esa razón, los propios colonos israelíes son considerados a día de hoy, bajo mandatos sionistas, como “Héroes de la Patria” por retornar a Israel.
Atentados y colonización israelí en Palestina
Datos ofrecidos por la Oficina Israelí de Estadística, afirman que más de 300.000 colonos israelíes residen actualmente en Cisjordania. Todos ellos, de manera ilegal. Además, cada año este número aumenta paulatinamente ya que según la ONG israelí Shalom Ajshav, «el gobierno de Netanyahu ha impulsado la construcción de asentamientos. El año pasado aumentaron un 9 por ciento por encima de la media».
Por consiguiente, la leyes sionistas (políticas con ideología fascista y con connotación judía ultraortodoxa) obligan a Israel a conceder subvenciones a las familias colonas a cambio de expresar su fe mediante lecturas e interpretaciones de la Torá. También se les permite portar armas, tanto de fuego como blancas, en plena vía pública. E incluso pueden utilizarlas sin reparo. Tienen fama de implantar el miedo en Oriente.
Dicha medida, ha provocado en estas últimas décadas, innumerables atentados y ataques recíprocos en tierras palestinas. Un claro ejemplo de ello, fue la Masacre de Hebrón, llevada a cabo en 1994. Baruch Goldstein, un colono de origen estadounidense, disparó con un rifle a más de 800 personas en la mezquita de la ciudad. Este atentado, acabó con la vida de 29 personas e hirió a 120 palestin@s.
El caso más reciente, hace apenas una semana, se dio al producirse un nuevo infanticidio en Hebrón. Un colono israelí atropelló a un niño palestino de 6 años provocándole la muerte. Estos ataques llegan a reabrir constantes e históricas heridas, las cuales impiden un tratado de paz entre dichos territorios.
Diferentes organizaciones y potencias internacionales como Amnistía Internacional, Naciones Unidas e incluso la Corte Internacional de Justicia, han denunciado en varias ocasiones, las constantes violaciones de Derechos Humanos de Israel y de sus colonos contra el pueblo Palestino. El conjunto de políticas xenófobas e irregularidades contra la dignidad humana y la represión israelí, ha hecho que esta situación sea considerada como un claro “Apartheid israelí” en Oriente Medio.
Por otro lado, diferentes celebridades, entre ellas israelíes y judí@s, como la actriz Natalie Portman o la filósofa feminista Judith Butler, también han mostrado públicamente su rechazo a las políticas de Benjamin Netanyahu. Esto consiste en un acto de protesta y boicot contra el sionismo y la injusticia social. No contra el antisemitismo, el cual ha generado innumerables discursiones. Es un término mal utilizado ya que no solamente corresponde al pueblo judío, sino que también incluye al resto de pueblos semitas como puede ser Egipto, Siria, Jordania e incluso Palestina. No es «antijudío», es «antisionismo«.
No obstante, la realidad es diferente. El apoyo generalizado de Occidente a Israel se ha convertido en notables intereses económicos y militares mutuos. Esto hace que la paz y la justicia, nunca acaben de florecer en estas tierras.