En Eskilstuna, una pequeña localidad al oeste de Estocolmo, se ha creado un nuevo debate debido su última normativa aprobada. A partir de agosto, todas las personas sin techo, deberán de pagar y solicitar un permiso a la policía para poder mendigar en la calle.
Este permiso, cuyo valor ronda las 250 coronas (23,50 euros), permitirá «legalmente» a las personas sin recursos a pedir limosna en la calle. Además, la licencia solo servirá para tres meses de actividad. Eso quiere decir que, cuando finalice ese tiempo, se tendrá que volver a renovar. En caso contrario, las personas en cuestión, se enfrentaría a duras represalias.
Esta ciudad se ha convertido en la primera localidad sueca en llevar a cabo este tipo de medidas, con el fin de «regular» esta práctica sin acabar en la prohibición. El alcalde de Eskilstuna, Jimmy Jansson, afirma que la medida «ayudaría a los mendigos a entrar en contacto con Stadsmission y otras organizaciones de beneficencia, o bien ayudarlos a volver a casa».
Esta normativa ha sido aprobada con la coalición de gobierno del Partido Socialdemócrata, Partido de Centro y Moderados (conservadores), respaldados por el partido ultraderechista Demócratas de Suecia. No obstante, las críticas al respecto no han tardado en aparecer.
La oposición considera este tipo de medidas como «clasistas» y «xenófobas» (ya que esto afectaría especialmente a la población gitana) y muestran constantes ataques y violaciones contra la dignidad de las personas. Esto último, cada vez más frecuente debido al auge de la ultraderecha en Europa.