Los incendios en el «pulmón del planeta» pasan del desconocimiento a movilizar a los famosos y a la clase política.
Hace tiempo que la selva del Amazonas está en peligro por el aumento de la tala de árboles, pero otra causa con cifras récord ha ocupado su lugar. El conocido como “pulmón del planeta” lleva más de 3 semanas enfrentándose a los incendios y hace apenas una semana que se dio a conocer.
Las redes comenzaron a «dar la voz de alarma» sobre los incendios, con sus usuarios acusando a los medios de no informar al respecto.
Mientras el hashtag #PrayForAmazonia sumaba tweets, los medios comenzaron a cubrir los incendios y los famosos publicaron al respecto.
A su vez, Gran Canaria llevaba días con un incendio, lo que provocó comentarios de otras celebridades españolas asiduas a las redes sociales, como es el caso de Frank Cuesta y Herman Tertsch.
Pero hubo otro tipo de reacciones, como la del actor Leonardo DiCaprio con los 5 millones que Earth Alliance, la ONG que creó en julio junto a Laurene Powell Jobs y Brian Sheth, ha donado para luchar contra los incendios.
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La cumbre del G-7, con Emmanuel Macron a la cabeza, también ha ofrecido 17,9 millones de euros- que el presidente de Brasil rechaza-; pero algunos países señalan la opción de castigar a Brasil: Finlandia, que ostentará la presidencia de turno de la Unión Europea hasta que finalice el año, ha propuesto prohibir las importaciones de carne de vacuno como respuesta a los incendios.
Aunque la cobertura de los medios parezca “tardía”, los datos que alertaban de la actuación del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, en el Amazonas ya circulaban con anterioridad en BBC News.
Un informe del Instituto de Recursos Mundiales advertía en abril sobre los altos números de deforestación de la selva del Amazonas en 2018, con una pérdida de más de 1,3 millones de hectáreas, lo que enlaza con las acusaciones a Bolsonaro.
La plataforma Open Democracy ha accedido a documentos en los que figuran los presuntos planes de Bolsonaro: “construir la hidroeléctrica del Río Trombetas, el puente de Órbidos sobre el río Amazonas y la carretera BR 163 hasta la frontera con Surinam”.
De ser cierto, significaría la resurrección de la “columna vertebral” del Calha Norte, un proyecto del ejército brasileño en los años de la Guerra Fría para desarrollar un territorio de 1,5 millones de kilómetros cuadrados a lo largo de ocho estados –Acre, Amapá, Amazonas, Mato Grosso, Mato Grosso do Sul, Pará, Rondônia y Roraima–.
Para conseguirlo, los documentos apuntan a que Bolsonaro pretende «ocupar la región amazónica con infraestructura estratégica para evitar que otro proyecto multilateral de protección de la selva, denominado corredor ecológico Triple A: Andes – Amazonas – Atlántico, pueda ser implementado en el futuro».
Los registros sobre deforestación de 2018, junto a que el Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil ha reconocido que los incendios aumentaron un 80% respecto al año anterior (más de 40.000 incendios en la Amazonia brasileña), acrecientan las acusaciones. Además, Bolsonaro despidió al director del instituto de investigación y recortó el presupuesto para prevención y control de incendios en un 38,4%.
Mientras, los incendios siguen atacando a la selva que proporciona el 20% del oxígeno del planeta.