La situación de confinamiento y la incertidumbre del momento ha supuesto para todo el mundo una sensación innegablemente de incomodidad y preocupación. No obstante, la realidad de este virus es, a la vez, diferente y desconcertante para otras personas que, por razones patológicas, llega a poner en riesgo su salud física y mental en tiempos de la covid-19.
Este es el caso de las personas que presentan autismo o TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), las cuales denuncian desde diferentes organizaciones y asociaciones afectadas, las innumerables dificultades y riesgos que sufren estas personas durante la pandemia.
En España, se registra a más de 450.000 personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA). Este se define como «un trastorno neurobiológico del desarrollo que ya se manifiesta durante los tres primeros años de vida y que perdurará a lo largo de todo el ciclo vital».
Los síntomas más representativos son, en primer lugar, dificultades en la comunicación y en la interacción social y por otro lado, patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades.
Por consiguiente, el TDAH se define como «un trastorno de carácter neurobiológico originado en la infancia que implica un patrón de déficit de atención, hiperactividad y/o impulsividad, y que en muchas ocasiones está asociado con otros trastornos diferentes».
En nuestro país, más de 250.000 menores toman psicoestimulantes para combatir el TDAH. Además,estos casos se han multiplicado por 30 en los últimos años en España, sobre todo en niños de 8 a 12 años.
Eugenio Arranz, un joven estudiante que padece de TADH afirma que «me resulta, a día de hoy, casi imposible obtener mi medicación. Los consultorios, farmacias y hospitales están centrados únicamente en el coronavirus. Parece que personas como yo, pasamos a un segundo plano. Mi vida puede llegar riesgo sin ese asesoramiento y ayuda médica».
Plataformas de personas afectadas denuncian, no solamente las ineficientes ayudas y medidas por parte del Ejecutivo y de los gobiernos autonómicos durante el confinamiento, sino también la escasez de ayuda y asesoramiento médico y psicológico al respecto.
Abogan por tener más flexibilidad a la hora de salir a la calle ya que, por cuestiones de salud, no es un privilegio sino un derecho básico y vital para estas personas. Esto se debe a que, por obligación, l@s ciudadan@s que presentan autismo y TDAH necesitan salir a la calle para regular y rebajar sus impulsos.
También denuncian la persecución continuada, sobre todo por parte de vecin@s, al observar a los familiares de estas personas pasear regularmente por la calle con la persona en cuestión. Afirman de haber sufrido ataques e insultos diarios a un hecho que, recalcan que es «de extremada necesidad«.
En las redes se propuso el uso de señales azules para identificar a las personas con autismo y TDAH en la calle y, de esa manera, evitar las posibles reprimendas. Aún así, desde diferentes plataformas rechazan esa medida por considerarla «injusta y discriminatoria» ante esta realidad.
Consejos de expert@s
L@s expert@s afirman que los mejores consejos para este porcentaje de la sociedad en tiempos de coronavirus son, en primer lugar, dialogar y mantener una buena conversación para amenizar el choque psicológico y emocional provocado por el aislamiento.
En segundo lugar, establecer pautas marcadas y rutinas, sobre todo entretenidas y dinámicas, para aliviar el estrés y la ansiedad que les conlleva esta inactividad continuada.
Y en tercer y último lugar, mantener el apoyo, asesoramiento y refuerzo personal por parte de los seres queridos mediante técnicas basadas en el aprendizaje, creatividad y demás técnicas cognitivas.