Ayer tuvo lugar el “milagro”. EEUU, país caracterizado por ser el representante de la libertad y la diversidad, decidió llevar la contraria y votar al hombre menos adecuado a esas características: Donald Trump.
Ojalá fuera sólo la victoria de Donald Trump, pues nos enfrentamos a un triunfo de la política conservadora (por no decir ultraconservadora) que lleva acechándonos desde el comienzo de la crisis. Esta victoria, supone la confirmación de que un tipo de política está triunfando: la política del miedo. Esta política se caracteriza por culpar a los extranjeros de los males empresariales y sociales del país (empleo encarecido, terrorismo), exaltar el patriotismo y despreciar las políticas medioambientales. Marine Le Pen y Theresa May ven en la victoria de Trump, un balón de oxígeno, además de verse respaldadas en sus respectivas intenciones. Nos enfrentamos a una política que representa el fin de la globalización como la conocemos y supone un retroceso para los logros que ésta ha alcanzado. Esta política triunfa por la incertidumbre, el miedo al futuro representado en esa frase que últimamente se repite como los «buenos días»: «más vale malo conocido, que bueno por conocer.» Se busca un culpable de que el trabajo propio sea peor de lo que fue o, directamente, no exista.
El político señala al beneficiado de la globalización, el inmigrante (según él), que ve un sueño cumplido representado en el país al que ha llegado; habiendo encontrado cosas que en su país de origen no tenía: derechos y trabajo. Creo que a la hora de señalar, deberíamos ponernos en el lugar del inmigrante. Si ha querido llegar a nuestro país, no es por gusto. Lo hemos visto en el mar, lo llevamos viendo años en las fronteras y lo seguiremos viendo en todo el mundo, por desgracia. Prefieren arriesgar su vida a quedarse en su país, debido a que el riesgo de muerte tiene la posibilidad de darte la vida, mientras que, quedarse en «casa», asegura tu muerte. En el caso de inmigrantes que provienen de países democráticos, hablamos de que se van a otros países porque no encuentran trabajo en los suyos. Huyen de un mal gobierno, para tener uno mejor.
Años de lucha en derechos para las mujeres, homosexuales y personas de diferentes razas, pueden verse perjudicados con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. A continuación, mostraré algunas de sus frases más famosas al respecto:
«Pido el bloqueo completo y total a la entrada de musulmanes en EEUU»
«Si gano las elecciones, devolveré a los refugiados sirios a casa»
«México nos envía a la gente que tiene muchos problemas, que trae drogas, crimen, que son violadores»
«Cuando eres una estrella puedes hacer cualquier cosa. Agarrarlas por el coño, lo que quieras»
Es el primer presidente que desamos que no cumpla sus promesas. Quiere llevar al Tribunal Supremo a jueces que están en contra del aborto, los servicios sociales, el colectivo LGTB y a favor de las armas. Esperemos que no pueda cumplir muchas de sus medidas, pero, desgraciadamente, tiene bastantes puertas abiertas para llevarlas a cabo. Hillary no es una santa, podríamos hablar del establishment o los diversos escándalos de la familia Clinton. Pero era una opción bastante más unida a la libertad y diversidad que caracterizan a los Estados Unidos.
¿Hay que respetar la decisión de los votantes? Por supuesto.
¿Hay que luchar por nuestros derechos? Aún más claro.
Una vez más, los jóvenes son minoría ante sus mayores. Reino Unido, España y ahora Estados Unidos, han visto reflejada la diferencia de opinión de estos dos sectores en las papeletas. Podríamos sacar la conclusión de que los mayores deciden el futuro de los jóvenes. Si algo puede animarme es ,que, a lo largo de la historia, el miedo siempre ha sido superado. Los mayores quieren mantener un trabajo que se ve amenazado, los jóvenes conseguir trabajo. Ambos tienen en común que las condiciones del mismo son mucho peores a las anteriores. Eso sí, las elecciones estadounidenses, dependieron más de la raza que de la edad.
No creo en un mundo que tiene un trozo exclusivo para cada bandera, tampoco en un mundo que sólo se relaciona entre «habitantes de ese trozo». Confiemos en que cambiemos de rumbo y volvamos al camino que nos llevó a relacionarnos entre los diferentes países, las diferentes razas y ver las relaciones entre personas del mismo sexo como normales. También confío en que las mujeres no tengan que lidiar con el machismo e igualen al hombre en el ámbito laboral. No deberíamos estar lidiando con racismo, machismo y mentiras como que el cambio climático no existe, en el año 2016.