Reflejamos nuestras vidas en revistas, cartas, películas, cómics, cuentos, arte…Plasmamos de forma continua e inconsciente nuestra manera de contemplar el mundo. Es lo innato de la sociedad en su conjunto y lo aprendido por el individuo en ella. Todo esto por la mera necesidad de comunicarnos…Gracias a dicho menester hoy en día sabemos cómo pensábamos y cuánto hemos cambiado.
Recuerdo cuando asistí el año pasado a la conferencia “Género y el franquismo y la transición” en la facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid. En ella pude reflexionar sobre ese “pensamiento estampado” del que hablo. En este caso atendían a la época franquista.
Salí de la charla llena de argumentos que justificaran ese pensamiento estampado. Me gustaría empezar por El Consultorio Femenino de Elena Francis. Ella, una estrella de la radio sin rostro, recibía cientos de cartas a la semana de jóvenes españolas preocupadas por su físico, novio o familia. Aconsejaba a las chicas cómo debían comportarse y qué productos tenían que comprar para solucionar todos sus defectos físicos. Las contestaciones de la locutora tenían un trasfondo machista, sin embargo el tono alegre, agradable y melódico maquillaba de naturalidad el mensaje. Hoy en día, las 2.500 cartas recuperadas de este consultorio, que reflejan la búsqueda de un comportamiento sumiso que satisficiese al marido, permiten a sociólogos e investigadores analizar dicho fenómeno sexista.
Otro soporte muy analizado es el cinematográfico. Cifesa, la productora española más relevante del momento, permitió a muchos analistas conocer la visión que se tenía sobre la mujer a través de sus distribuciones. Y tanto que lo hizo…vemos la mujer secretaria torpe y enamorada de su jefe, la mujer conservadora fiel al orden establecido, la criada siempre bajo mandato del protagonista o la graciosa que, aunque escasa, no escapa del estudio.
En las canciones ocurre algo parecido…Bueno, más concretamente en las coplas. A pesar del vacío académico que existe sobre el estudio de coplas, existen los suficientes análisis para justificar una actitud estereotipada y machista. Se escucha de todo, desde la solterona a engañada, desde la pasiva a la sufridora. Las canciones eran un instrumento político que transmitían un mensaje claro e innegable: el sexo femenino debía ser fiel, paciente y dado al hogar.
El cómic tampoco se escapa de este fenómeno. La iconografía era otro elemento de adoctrinamiento. Obviamente, había cómics para niñas y cómics para niños. No había un Capitán Trueno para ella; había que conformarse con Mis chicas y su pedagogía sobre los valores femeninos tradicionales de belleza, caridad, cocina, maternidad…etc.
En definitiva: comunicando formamos mentes. Por ello hay que ser consciente del gran poder que tiene las empresas informativas y sus productos comerciales. Las ideas se expanden sobre nuestras mentes sedientas de información como cualquier hielo derritiéndose en la superficie. El hielo: las ideas, el calor: los soportes comunicativos, la superficie: nuestra mente.