Tras una semana de manifestaciones y altercados en el Líbano, las protestas siguen sin cesar. La sociedad libanesa exige la renuncia del Ejecutivo, encabezado por el primer ministro Saad Hariri, tras los abusos de impuestos y la corrupción de su país.
Antecedentes: Causas principales de las protestas
Tras más de una semana de protestas, la sociedad libanesa sigue saliendo a la calle para protestar contra la actual situación económica del país. Denuncian las constantes subidas del precio de productos básicos tras la incorporación de agresivos impuestos debido a la implantación de los Presupuestos Generales 2020 del Líbano. Además, los repetidos casos de corrupción en el gobierno han sido los detonantes para formar, según vari@s expert@s, «La Nueva Intifada del Líbano».
¿Cuál ha sido la última polémica de estos impuestos? Desde esta semana, el gobierno obliga a la ciudadanía libanesa a pagar para poder utilizar la aplicación gratuita de WhastApp. Este hecho, entre otros tantos, han provocado que l@s protestantes exijan la dimisión del Primer Ministro Libanés, Saad Hariri, responsable del Ejecutivo.
¿Quiénes protagonizan estas protestas?
En primera plana, las manifestaciones son encabezadas por ciudadan@s de pie. De diferentes sectores sociales perjudicados por la subida de impuestos. También presentan un claro descontento político y negativismo frente a la corrupción del país. Estas protestas se reúnen generalmente en la ciudad de Beirut, frente al Banco Central del Líbano.
En segundo lugar, el gobierno, presidido por Michel Aoun, sigue convocando a las fuerzas de la autoridad, entre ellas el propio ejército, para frenar y reprimir los altercados. Los protestantes también denuncian la visible manipulación mediática de los medios en relación con dicha lucha. Responsabilizan al Ministro de Información, Yamal al Yarrá, de impedir la cobertura total de la realidad de las manifestaciones.
¿Qué sucede ahora mismo?
Las protestan no cesan. La represión de las autoridades contra l@s manifestantes y el bloqueo político ante dicha sentencia, dificulta la paz entre la ciudadanía libanesa. Todavía se desconoce la resolución final de dichos conflictos. A día de hoy, el gobierno libanés sigue sin tomar medidas contra la implantación de los impuestos y la economía de austeridad, al igual que frente a los casos de corrupción.