En una reciente investigación1, se ha desarrollado la forma de vida más pequeña del mundo: una bacteria sintética que necesita de tan solo 473 genes (los humanos tenemos entre 20000-25000 genes, según el Proyecto Genoma Humano) para cumplir con las condiciones más «rudimentarias» de un ser vivo, es decir: nacer, crecer, reproducirse y morir. Sin embargo, en este mismo artículo se refieren a ella como un ente artificial, lo cual puede hacer surgir la siguiente duda, ¿es realmente un producto artificial o se puede considerar algo natural?.
El desarrollo de esta bacteria fue llevado a cabo por un equipo de investigadores en E.E.U.U, donde destacan el Premio Nobel de Medicina Hamilton Smith y el biólogo y empresario Craig Venter, quien logró desarrollar sintéticamente el DNA de la bacteria “Mycoplasma mycoides” e introducirlo en otra bacteria de la misma familia. El trabajo de este equipo de investigación puede suponer una revolución a la hora de emplear los términos de natural y artificial.
Según el diccionario de Cambridge, “lo natural aquello que se encuentra en la naturaleza y no involucra a la acción del hombre”. La bacteria de 473 genes no se ajusta a esta definición, y podríamos afirmar que el término “artificial” ha sido correctamente empleado, puesto que ha sido desarrollada por el hombre.
Ante este hecho se nos plantea una segunda pregunta ¿por qué hemos de diferenciar entre lo natural y lo artificial si resulta que el microorganismo vivo más pequeño es artificial y puede desarrollar las mismas funciones que los microorganismos naturales?
Podemos considerar que este hallazgo puede llegar a romper esa frontera diseñada por el hombre entre lo natural y lo artificial, puesto que esta bacteria puede desarrollarse y cumplir todas y cada una de las funciones de las bacterias, las cuales son organismos vivos y naturales. Por lo tanto, si las bacterias son organismos vivos y la JCVI-syn3.0 (nombre de la bacteria sintética) es un organismo con las mismas cualidades ¿es correcto considerarla un organismo artificial?.
Además de esto se nos plantea otra cuestión: si la JCVI-syn3.0 es un organismo capaz de replicarse y transmitir su material genético para dar nuevas bacterias, ¿estas nuevas bacterias se considerarían naturales o artificiales?
En este caso podemos entrar en una contradicción, puesto que, si estas bacterias surgen a partir de una “bacteria primigenia sintética”, y, sin la intervención humana, deberían considerarse organismos naturales. En el caso de considerarse naturales, ¿qué las diferencia de su progenitora “supuestamente artificial” si poseen una copia exacta de su material genético y, en consecuencia, son idénticas a su progenitora?. En consecuencia obtendríamos células naturales a partir de una célula inicial sintética, pero serían idénticas entre sí.
Por otro lado, también podemos considerar que el término “artificial” está mal empleado, puesto que todos los elementos artificiales han sido creados a partir de compuestos naturales y, por lo tanto, podríamos afirmar que su esencia, entendida como parte o característica fundamental o más importante de algo, sigue siendo natural.
Todos estos aspectos, en mi opinión, deberían hacernos reflexionar sobre donde debemos de situar la frontera entre lo natural y lo artificial, si es que esta frontera existe como tal.
1-http://www.sciencemag.org/news/2016/03/synthetic-microbe-lives-less-500-genes