La Academia de Cine española celebró el pasado miércoles una mesa redonda para abordar un tema que no podía esperar más. “Nuevas series: ¿Cine o televisión?” es el título del acto, que puede llegar a despistar si no se entiende con cierta perspectiva.
Precisamente, importantes figuras como Ramón Salazar, director de Élite, A tres metros sobre el cielo o Vis a Vis, Ángela Armero guionista de Hospital Central o Velvet, junto a productores, críticos y otros autores de renombre (moderados por Isabel Vázquez) hablaron sin tapujos sobre el complejo y renovado contexto audiovisual en el que las series han destronado a la gran pantalla.
Todos están de acuerdo en una premisa: la cosmovisión del mundo del cine y la televisión ha cambiado mucho en los últimos años y ahora son las series las grandes protagonistas. Ya no son un subproducto del cine, sino que representan “las novelas de nuestro tiempo”, según Fernando Lara, crítico de cine y periodista. “La consideración social se ha igualado entre cine y series” afirma Fernando Bovaira, productor de Los Otros o Lucia y el sexo, aunque se hace evidente que sigue habiendo grandes diferencias que las caracterizan respectivamente:
Ángela Armero defiende que “el reclamo de la televisión frente al espectador es mucho mayor que el del cine”, por tanto las sus productos “necesitan más dosis de melodrama”. “Las series tienen una dificultad añadida por el hecho de verse en casa. Te convocan a una hora y consiguen que vuelvas la siguiente semana” coincide Teresa Fernández-Valdés, productora de Las chicas del cable.
El papel de las nuevas plataformas
Las plataformas de contenidos online (como Netflix o Movistar+) han sido el factor clave, impulsadas por la crisis económica, cuando se dio la opción de poder ver miles de contenidos durante un mes o pagar una entrada de cine por el mismo precio. No solo han cambiado el modo de consumo y el modelo de negocio, sino que han establecido unas nuevas reglas de juego:
Ya no hay esa necesidad de atraer al mayor público posible y juntar a todos los miembros de la familia frente al televisor como hacía Cuéntame cómo pasó. “Ahora se permite hacer series de nicho por la demanda que hay”, por lo que tienden a ser, “más autorales” dice Armero, poniendo como ejemplo Arde Madrid, la nueva serie de Paco León, que arriesga por el blanco y negro como elemento distintivo.
Sobre Élite, la última producción de Ramón Salazar, exclusiva de Netflix, dijo que estaba “pensada para consumirse en un día y medio. Las plataformas dan libertad para otros modos de consumo”. Se ven contenidos en la tele que no se irían a ver al cine.
Una de las conclusiones del evento es que no hay una gran diferencia de calidad con las nuevas series. “Las series [españolas] llevan años con buenas producciones, pero la burbuja ha sido ahora”, lo novedoso “es la cantidad” asegura Lara, y, por supuesto, las oportunidades de financiación. Termina con una frase que resume perfectamente el encuentro: “al igual que con la crítica, hay una tendencia por la que ambos mundos [el del cine y las series] tienden a juntarse”.
La charla completa puede verse aquí: