El Museo Natural Thyssen-Bornemisza ha expuesto desde el 26 de junio hasta el 30 de speptembre unos 100 cuadros donde se puede comprobar la relación entre Claude Monet, el conocido pintor impresionista (París, 1840 – Giverny, 1926) y su maestro Eugène Boudin (Honfleur, 1824 – Deauville, 1898), pintor francés conocido por la pintura al aire libre
Boudin y Monet se encontraron en una papelería en Normandía en 1856, cuando Monet sorprendió al que sería su maestro por su destreza al tener solo 15 años. Aunque al principio Monet se negó, más tarde aceptó la propuesta de Boudin y se convirtió en su discípulo, comenzando una bonita amistad e influenciándose al final uno del otro.
Tras observar los primeros cuadros podemos comprobar como, sin ninguna duda, Monet sigue los pasos de su maestro (Eugène Boudin) desde la primavera de 1856, fecha en la que ambos se conocieron, aunque comienza a explorar con la pincelada suelta a base de manchas yuxtapuestas y empastadas, y tonos más brillantes y fríos.
Según avanzan los años, Monet sigue su propio camino tanteando otras vías hasta llegar a ser un gran representante de la pintura impresionista, mientras que Boudin continúa explorando la pintura al aire libre, jugando con tonalidades más grises.
Por otro lado, la sala de los “pasteles”, donde todos los cuadros expuestos están pintados con pastel, es sorprendente. Boudin utilizaba los pasteles para explorar el cielo, las luces y el paisaje y después utilizarlos como bocetos (bocetos impresionantes), pero Monet decidió exponerlos en una galería (hecho que se ha interpretado como un claro homenaje a su maestro).
Finalmente, es sorprendente comprobar como ya, al final de la exposición, Boudin se acerca un poco más a Monet y al impresionismo, aunque sin perder la esencia que siempre le ha representado, la pintura al aire libre.