Al comenzar la carrera de periodismo, uno descubre que se basa en mucho más que redactar, que va y debe ir más allá de una oficina. Acostumbrados desde pequeños a ver tertulianos compitiendo por ver quién alza más su voz – intercambiándose entre cadenas para conseguirlo -, noticias repetidas en radio y televisión – a las que se añaden unas frases según los intereses a los que respondan sus directivos y accionistas -, periódicos que reducen el espacio del texto al mismo ritmo que el de la pluralidad, aumentando el de la publicidad para poder sobrevivir…pensamos que no queda otra que seguir la corriente, que eso es lo normal.
Con la aparición de las nuevas tecnologías, el periodismo ha tenido que adaptarse, perdiendo en unas cosas, pero ganando en otras. La prensa de papel sobrevive al cáncer que hace años se le diagnosticó, mientras que televisión y radio encuentran un hueco entre plataformas de streaming y podcasts. Prensa de papel, radio y televisión se han adaptado tarde a las nuevas tecnologías, consecuencia de esto es el prestigio y objetividad que parecen haber dejado en el camino. Aparecen nuevos formatos que ofrecen instantaneidad y cobertura las 24 horas del día, lo que ha conllevado acentuar una guerra de audiencias con bandos que no saben cómo utilizar las nuevas armas, cuando otros sí saben cómo utilizarlas…pero únicamente para ese fin. No se busca informar de manera objetiva al lector-espectador-oyente, solo captar su atención.
Resulta que en ese “vacío” de objetividad y fuentes hay un hueco para nuevos medios, nuevas maneras de informar, rescatando aquello que “se perdió en el camino.” Aparece prensa digital que depende de sus socios y no de la publicidad, las plataformas de vídeo en streaming dan la oportunidad de enseñar temas de una manera que la televisión no puede, las voces de aquellos que se han visto silenciados por risas enlatadas e inversores se alzan en los podcasts. Parece que hay una salida para el periodismo, pero…tiene costes: competir con lo anteriormente citado, conseguir seguidores, interactuar con ellos, ofrecer algo diferente.
Llevo unas cuantas líneas soltando el discurso de algunos profesores, un “canto a la esperanza” al que nos ruegan sumarnos; mientras otros no salen de la cueva. Estaréis deseosos de obtener lo que veníais a buscar al pinchar en el enlace: un compendio de motivos para amar, odiar, cambiar, o mantener el fotoperiodismo. Aquí lo tenéis.
¿Qué pasa con el fotoperiodismo?
El fotoperiodismo se ha visto cuestionado desde sus inicios, en una crisis permanente en la que los fotoperiodistas seguían “a su rollo”. Por naturaleza propia, el fotoperiodismo vive en el “ojo del huracán,” tiene que estar ahí para captar el momento, hacerlo llegar a su destinatario. La fotografía también es texto y, como tal, responde a la intención de su creador. La imagen es una representación de la realidad: puede ser tomada y retocada según lo que queramos que vea el receptor. Debido a este factor, fotografía y texto periodístico encontraron un punto en común del que alimentarse recíprocamente: la imagen nutre al escrito, y viceversa. De esta manera, el fotoperiodista solo tenía que encontrar un medio en el que encajar su trabajo.
Esta comunión entre fotografía y periodismo se veía afectada por las directrices del editor del medio para el que el fotoperiodista trabajaba, ¿cómo se salvaba? de dos maneras: mandando tu trabajo a otro medio, o perteneciendo a una agencia de fotografía. ¿Qué pasa ahora? que el trabajo del fotoperiodista se ha visto perjudicado por el intrusismo desarrollado por el abaratamiento del equipo necesario y la aparición del smartphone. Ese mismo editor puede mandar a un redactor con el conocimiento justo a realizar el trabajo del fotoperiodista, ese mismo editor acepta “regalos” de los seguidores del medio, y, ese mismo editor, acepta fotografías realizadas con un smartphone. Como consecuencia, el fotoperiodista se ha visto envuelto en esa guerra de audiencias en la que se acepta lo anterior, en la que su trabajo no se paga como antes…hasta resulta prescindible para algunos medios.
Como los medios convencionales, el fotoperiodismo debe renovarse, recuperar aquello que otros dejan en el camino en esa guerra de audiencias, de lectores. Por eso, vamos a hacer un “pequeño” recorrido por la historia del fotoperiodismo, por sus características, por lo que hoy en día sigue siendo necesario.
“Breve” Historia del fotoperiodismo
Roger Fenton marcha a fotografiar la guerra de Crimea en 1855, con un carruaje a modo de laboratorio; pero no dio una verdadera idea de lo que fue esa guerra, ya que no podía fotografiar aquello que pudiera asustar a las familias de los soldados ni hacer tomas rápidas.
Matthew B. Brady retrató la guerra civil norteamericana mediante daguerrotipo – proceso por el cual se obtiene una imagen en positivo a partir de una placa de cobre recubierta de yoduro de plata -. Tuvo que autofinanciarse su viaje, de manera que acabó en bancarrota al no poder vender sus fotografías. Estas quedaron en manos de un acreedor.A principios del siglo XX aparece el fotoperiodismo moderno, con la figura de Erich Salomon, un fotoperiodista alemán con un estilo propio: la fotografía cándida. La fotografía cándida se caracteriza por realizarse sin que las personas noten la presencia del fotógrafo: sin flash y el menor sonido posible (no, no he confundido “sonido” con “ruido”). Salomon murió en la segunda guerra mundial, en un campo de concentración.
Llegamos a un “punto clave” para el fotoperiodismo: la aparición de la agencia Magnum. Antes de Magnum, los fotoperiodistas no estaban bien considerados en la profesión, su trabajo era considerado menor y fácil de hacer. Gracias a la agencia, se valoró al fotoperiodista como un actor principal en conflictos y eventos sociopolíticos, los ojos de los lectores. Magnum nace en 1947 de la intención de una generación de fotógrafos de ser sus propios jefes, una agencia en la que los fotoperiodistas decidían qué hacer y cómo distribuir su trabajo (salvando los difíciles inicios de la agencia). Robert Capa, George Rodger, David “Chim” Seymour, Henri Cartier-Bresson, entre otros, dieron inicio a Magnum. Recomiendo la lectura “Magnum. Hojas de contacto” para conocer el trabajo que estos hacían, además de visitar la exposición homónima. En este artículo tenéis un repaso a la exposición.
Entre los años 50 y 60 aparece la figura del paparazzi, dedicado a la “prensa rosa.” Con él, el desprestigio de la prensa.
La tecnología avanza, aparecen más agencias, el fotoperiodismo sigue hasta nuestros días. Debido al desarrollo tecnológico, la fotografía se pone en manos de los consumidores. Llegan las colaboraciones de los seguidores de los medios, desembocando en el, citado anteriormente, intrusismo.
Características de la fotografía
Para valorar la labor del fotoperiodista, veo necesario dar unas nociones básicas de fotografía. De esta manera veréis que es un trabajo más complejo que dar a un botón, pues, para poder dar a ese botón, antes hay que realizar un proceso que cambia según el entorno, el momento y la intención. Sí, llegó la hora de hablar de conceptos (no muchos):
Triángulo de exposición
Formado por la apertura de diafragma (profundidad de campo), la velocidad de obturación y la sensibilidad ISO.
- Apertura de diafragma (profundidad de campo):
Se trata de un dispositivo ubicado en el lente que nos permite regular la cantidad de luz que llega al sensor. A mayor apertura del diafragma, menor será la profundidad de campo que llegará. Es decir, el fondo será menos nítido cuanto mayor sea la apertura.
- Velocidad de obturación:
El obturador controla el tiempo que el sensor se mantiene expuesto a la luz mediante un “movimiento de cortina”. La velocidad en la que se abre y se cierra se llama velocidad de obturación. Ello nos sirve para controlar la velocidad de los elementos de la imagen: a velocidades altas congelamos el movimiento, mientras que a velocidades bajas aparece gran movimiento.
- Sensibilidad ISO:
Es el estándar de sensibilidad de la luz del sensor de la cámara. Aumentar el ISO nos permite lograr una mejor visibilidad de los elementos de la composición en situaciones de poca luz. El problema al que nos enfrentamos (si no tenemos un sensor con una gran sensibilidad ISO) es el ruido digital, ese “grano” que vemos en las fotografías.
Tipos de objetivos
El triángulo de exposición no tendría sentido sin los objetivos, estos dirigen la luz hacia el sensor. Pueden tener una o varias lentes. A continuación, una breve descripción de los más importantes:
- Súper gran angular y gran angular:
Muchos no ven necesario distinguir entre súper gran angular y gran angular. Proporcionan un gran campo de visión, con un ángulo que puede llegar a ser mayor que el de nuestra visión. Su uso se limita a paisajes, arquitectura e interior. Con ellos se pretende captar todos los objetos de la escena.
- Normal:
Su ángulo visual coincide con el campo de visión del ser humano (entre 46 y 63 grados), entre focales de 35 a 50mm. Presenta la escena como la vería nuestro ojo.
- Teleobjetivo:
Suele partir de los 70mm, con un ángulo de visión por debajo de los 30 grados. Su uso es común en eventos deportivos y fotografía de naturaleza, ya que permite estar lejos de los elementos a fotografiar.
- Ojo de pez:
Su lente ocasiona una imagen circular o curva, con un uso similar al gran angular.
- Todoterreno:
Tienen un gran rango focal, uniendo características del gran angular, normal y teleobjetivo en un único objetivo, aunque perdiendo la calidad de un objetivo específico. De esta manera, el fotoperiodista gana en agilidad si tiene que cubrir varios temas en un solo día.
- Macro:
Muy común en la fotografía de naturaleza y en la de producto. Permite aumentar el tamaño del objeto a fotografiar, dando claridad al mismo.
Ángulos de visión
Se trata de los puntos de vista desde los que observamos el hecho. Entre otros usos, permiten dar pequeñez o grandeza a los personajes de la fotografía, o mostrar la asistencia de una manifestación. Este último uso viene acompañado del gran angular y del teleobjetivo, pues según el tipo de toma y el objetivo, un medio puede servirse de la fotografía para aumentar o disminuir la cantidad de asistentes a una manifestación. Es aquí donde entra en juego la frase de “la imagen es una representación de la realidad.” Tenemos (por orden descendente): cenital, picado, normal,
contrapicado y nadir.
Edición y formato de imagen
Con la aparición de la fotografía digital y los avances de la informática, surgen los programas de edición fotográfica. Nos permiten cambiar elementos de la imagen, desde la luz o el enfoque, hasta los objetos. He aquí un punto conflictivo: el uso de estos programas para cambiar la realidad. La popularización de Photoshop ha ocasionado momentos para recordar: desde portadas de revistas de moda (con modelos de proporciones exageradas), a fueras de juego, penaltis, faltas… que existían o no dependiendo del medio. En los últimos años se ha reducido el uso de Photoshop y similares para este objetivo, tratando de restaurar la ética profesional…pero sigue usándose con malos fines. Al igual que no es necesario tener el equipo más caro del mercado para hacer buenas fotografías, tampoco lo es tener un carísimo programa de edición. Sería preferible tenerlo, por supuesto, y para eso tiene que estar el fotoperiodista: alguien que sabe cómo utilizar el equipo y la edición correspondientes. Os dejo un vídeo de «RunbenGuo» a continuación:
En cuanto al formato, la tecnología de los smartphones avanza a gran velocidad, pero no puede manejar los mismos formatos de imagen que otro tipo de cámaras. De nada sirve hacer una buena fotografía con un teléfono si al modificar sus dimensiones pierde calidad. Las cámaras permiten partir de un archivo RAW, recogiendo toda la información del sensor. De esta manera, puede realizarse una edición más “respetuosa” de la imagen con el cambio que habrá que realizar a JPEG, en vez de realizarlo directamente.
Soluciones a los problemas a los que se enfrenta el fotoperiodismo
Realizar una fotografía, con todo lo anteriormente citado, es un proceso complejo que debe realizarse en un instante. Requiere práctica y tener en cuenta lector y medio para el que irá, en el caso del fotoperiodismo. No son pocas las ocasiones en las que se restringe el uso de su material a los fotoperiodistas, mientras los móviles “campan a sus anchas”. De hecho, fue un tweet de Uly Martín al respecto el que me llevó a redactar este artículo. Otras veces, el material es requisado o inutilizado, llegando a un punto en el que se asesina a fotoperiodistas. Frente a esto, de la misma manera que unos medios encuentran nuevas vías, el fotoperiodismo no es menos. Existen nuevas agencias, fotografía freelance, cooperativas, asociaciones, vinculaciones a medios con pago de los socios, entre otras.
5W
Se trata de un “grupo de periodistas ambulantes con ganas de pensar, escribir y fotografiar.” Un colectivo sin publicidad, que depende de los suscriptores y de las ventas de su publicación en papel. “5W es descubrir cómo es la vida de un refugiado sirio, pero también conocer la guerra que le hizo huir. Pequeñas historias y grandes explicaciones.” Publican crónicas de larga distancia, tienen una revista anual en papel, y realizan un podcast mensual.
Fundación Alexia
http://www.alexiafoundation.org
“En un momento cuando muchos otros recursos han disminuido, la Fundación Alexia permanece firme en su compromiso de apoyar el fotoperiodismo en niveles académicos y profesionales. Creemos firmemente que no hay ninguna fuerza más fuerte que acercarnos al mundo que habitamos”
Me-Mo Magazine
Manu Brabo, José Colón, Guillem Valle, Diego Ibarra y Fabio Bucciarelli fundaron Me-Mo Magazine, con la siguiente descripción:
“Me-Mo es una revista narrativa transmedia que combina fotos, audio, video, texto y animación, trayendo historias importantes de todo el mundo.
Me-Mo es una comunidad que se esfuerza por crear una plataforma compartida en la que se valora el pensamiento, el respeto y el compromiso con la narración de historias.
Me-Mo es una fábrica donde se escucharán todas las historias que se nos presentan, y se crearán nuevas historias.”
Sobre los problemas del fotoperiodismo, os traigo “Reinventando el Fotoperiodismo”, un documental de Roger Lleixà en el que profesionales dan su visión del mismo.
Ahora, vamos a aportar un nuevo enfoque a ese rival de la cámara, el smartphone:
Cuando el smartphone se convierte en un aliado
Resulta que esta herramienta de la que tanto nos quejamos por quitar valor al trabajo del fotoperiodista, puede ser de utilidad. Del mismo modo que las cámaras consiguen muchas cosas que los smartphones no pueden, hay ciertas ocasiones en las que ocurre al revés. Hay temas que no pueden hacerse con una cámara porque ocurren en países en los que los fotoperiodistas no son bien recibidos, u “oportunidades” que solo se presentan cuando el objetivo “baja la guardia” por no encontrar una cámara cerca.
Pongámonos ahora en la situación de un medio que no tiene acceso a un equipo fotográfico, tendrá que encontrar otra manera de conseguir fotografías. Si ese medio no puede invertir en equipo, menos podrá hacerlo en fotografías. Los bancos de imágenes limitan mucho las posibilidades de ese medio, de manera que tendrá que realizar material “propio” con un smartphone. Hacer fotografías con un smartphone permite conseguir cercanía con tu público, dar la sensación de que estás viendo lo mismo que cualquier otra persona. Es uno de los motivos por los que los creadores de contenido consiguen un buen feedback. A medida que ese medio avance, podrá invertir en equipo. Como comenté anteriormente: los avances tecnológicos han dado lugar a cámaras réflex bastante “asequibles.” De este modo, ese medio conseguirá un contenido propio de mejor calidad.
En definitiva
El fotoperiodismo encuentra un camino idéntico al del resto de ramas periodísticas: hacer contenido de calidad, respetando el uso del material adecuado, la técnica y la edición. Un medio que se precie debe pagar por el trabajo hecho, venga de la herramienta que venga; además de por un trabajo bien hecho. Existe espacio para todo tipo de publicaciones, ya sean convencionales o digitales; siempre y cuando no entorpezcan la labor del fotoperiodista.
Mi relación con el fotoperiodismo apenas tiene un año, llegó de la mano de mi primer año de carrera. Empecé a interesarme por los distintos caminos del periodismo: publicaciones digitales, podcasts, plataformas de vídeo en streaming, exposiciones fotográficas…descubriendo las bondades y fallos de cada uno. No soy más que un aficionado a la fotografía, un admirador de aquellos a los que les alcanza para tener una cámara decente y hacer un buen uso de la misma. Es por eso que reivindico el trabajo del fotoperiodista, por leer las historias, darme cuenta de lo que hay detrás de cada imagen.
Pongamos el fotoperiodismo en el lugar que se merece.