Si durante el confinamiento estás experimentando emociones ligadas a la depresión, al estrés o a la ansiedad estos consejos pueden ayudar a que te encuentres mucho mejor a nivel psicológico y fisiológico. Es importante detectar qué causa en ti dichas emociones, muchas de las cuales regidas por factores externos como los rumores y la sobre-información.
En este artículo se darán una serie de consejos para ayudar a sobrellevar esta situación en la que nos vemos inmersos, recalcando el papel fundamental de la gestión emocional.
Para llevar a cabo este proceso, el Colegio Oficial de Psicología de Castilla y León propone una serie de pautas o recomendaciones:
- Observar y reconocer lo que sucede en nuestro interior: tomate un momento, prestando atención a tu cuerpo e intenta reconocer la emoción manifestada en ti.
- Poner un nombre a nuestras emociones: identifica dicha emoción y la frecuencia e intensidad con la que se manifiesta (o manifiestan, pudiendo ser más de una).
- Darle un significado a la emoción: infórmate acerca de esta, intenta recordar experiencias pasadas en las que la hayas experimentado y de esta forma aprender a lidiar con ella.
¿Cuál es el papel del miedo?
Un punto importante a tener en cuenta, es el papel del miedo. Este viene dado por el desequilibrio entre la amenaza presente y los recursos que poseemos para hacerla frente (recursos externos e internos). Por ello, el objetivo principal será potenciar estos recursos, tanto los externos como los internos.
Por una parte, en relación a los recursos externos, será recomendable:
- Marcarnos ciertas rutinas diarias, aunque tampoco demasiado firmes para que no nos provoque malestar, si por un casual no la seguimos como pensábamos.
- Seguir las recomendaciones y medidas de prevención propuestas por autoridades sanitarias.
Por otra parte, en relación a los recursos internos, se aconseja:
- Vencer al miedo con la ayuda de datos realistas y experiencias propias previas, en las cuales hubiéramos manifestado esta emoción y la hubiéramos vencido.
- Intentar mantener el cuerpo y la mente activa (realizando actividades que te gusten, viendo series o películas, leyendo, dibujando, con ejercicios de relajación y meditación…). De esta forma, evitaremos pensamientos obsesivos o rumiativos que nos crearán malestar.
- Hacer listados de las tareas a realizar a lo largo del día, para marcar ciertas metas u objetivos a conseguir.
- Utilizar el sentido del humor para alejar al miedo.
Cabe señalar, que estas pautas se dan en rasgos generales y que cada una es libre de elegir aquello con lo que se sienta más cómoda y crea que concuerde más con su persona. A modo de conclusión, se debe resaltar la importancia que tiene la gestión emocional propia teniendo en cuenta que, aunque este proceso no es fácil y puede llegar a ser largo, con ciertas herramientas y estrategias es posible.