Va a temblar el Wizink, va a temblar Madrid. Con esa premisa acudíamos los más de 15.000 asistentes al concierto de fin de gira La Maravillosa Orquesta del Alcohol (La M.O.D.A.) el pasado sábado. Ocurrió, La MODA nunca decepciona.
Con largas colas desde horas antes del inicio, el antiguo Palacio de los Deportes se caldeaba y recordaba como hace apenas unos meses este mismo septeto había arrasado.
Rozando el sold out, el grupo tenía claro que sería un concierto especial, por lo que decidieron emitirlo en directo por Youtube, acción que siguieron muchos de los que no pudieron asistir.
Con unos invitados de lujo, la vieja banda prometía despedirse de los escenarios (hasta 2021) por todo lo alto. Y, sin duda, lo consiguieron.
Dos horas de emoción, gritos, saltos y música que desgarra el alma
Con una puesta en escena sencilla, los siete miembros de La M.O.D.A. irrumpieron en el escenario de un Wizink que no dejaba de vibrar al unísono y cantar a la par que David Ruiz, el cantante que las pocas veces que habló, expresó la emoción e intensidad que les provocaba estar allí.
Quién hubiera pensado hace nueve años que el grupo de Burgos conseguiría vender 15.000 entradas y que otros tantos les siguiesen por Youtube. Quién hubiera pensado que se reunirían con tantas personalidades encima del escenario. Pero lo han hecho.
Durante más de dos horas, la banda recorrió todos sus temas míticos Los hijos de Jonny Cash, Vasos Vacíos… Y algunos más nuevos, como El camino o La inmensidad desde el lado más íntimo y personal, haciendo cómplices a todos los asistentes.
Unos invitados de lujo
Fueron varios los invitados que acompañaron a la banda durante el concierto. Desde el productor Juan Blas hasta Fetén Fetén, Victor Rutty, Rober del Pyro o Quique González, que interpretó con la banda una de sus canciones bandera, 1932.
Pero no hay duda si algo hizo vibrar al recinto fue la colaboración entre Morgan y La M.O.D.A. Hay un fuego resonó en los corazones de todos los asistentes que dificilmente olvidarán.
¿Un vis? Mejor tres o cuatro
La banda no realizó lo típico de despedirse y que el público pidiese un vis. Directamente desaparecieron de escenario y el silencio se hizo hasta que David Ruiz, su voz y su guitarra conmovieron a la sala con Campo Amarillo.
Con un cambio radical de ritmo, La M.OD.A. acababa por todo lo alto con sus dos grandes himnos: Nómadas y Héroes del sábado.
Finalmente, no se podría acabar esta crónica sin destacar lo impresionantemente polifacéticos que son los siete miembros de la banda. Todos tocan o cantan, o cantan y tocan varios instrumentos, cambiando de uno a otro en segundos.
En definitiva, La Maravillosa Orquesta del Alcohol acabó su gira por todo lo alto, creando una noche en el imaginario colectivo de los asistentes que no olvidarán fácilmente.