“Puse mi corazón y mi alma en mi trabajo, y he perdido mi mente en el proceso.”- Vincent Van Gogh.
Ahí está ese trozo blanco que yo trato de llenar una vez más. Cuanto más pienso con qué llenarlo, más intenso se vuelve su color y más débiles se vuelven mis ganas.
Sorbos, mensajes, recados, procrastinación en todas sus formas para evitar enfrentarme a ti. Hubo una época en la que un clip mediaba entre los dos, lástima que lo considerara un estorbo… al menos a él podías pararlo con un clic.
No hay batalla más desigual que la de alguien que lucha contra un adversario que tiene como compañero a su mente, creyendo que sus palabras no van a tener la fuerza suficiente para permanecer sin ser borradas por el olvido o la refutación – síndrome del impostor, lo llaman-.
Pero, una vez más, salvado por la inspiración y la cabezonería, lo conseguí.