Un lugar, una cama, una prenda,
una imagen, un dibujo, un plato, una palabra.
Hablo de un común que lleva a mi memoria
al encuentro con el recuerdo,
uniendo presente y pasado
por capricho y sin aviso,
sólo un rato.
Nostalgia siempre hace sentir,
Nostalgia es capaz de unir lo vivo con lo muerto.
Nostalgia se hace llamar, pero todos
por distinto nombre la conocemos.
Dicen que no tiene apariencia,
pero yo siempre la veo.
Te la puedo describir:
Unas veces es rubia, otras morena.
Unas veces es joven, otras anciana.
Unas veces es niña, otras niño,
hombre o mujer,
animal o humano.
Te aseguro que es caprichosa, pues
no quiere permanecer, ya sea
estando despiertos o dormidos.
Maldita la nostalgia que me hace creer
que mis añorados seres queridos
siguen vivos.
Maldita la nostalgia que me hace creer
que puedo ganar algo
que sólo puedo perder.
Dicen que los muertos los perdemos una vez,
pues yo digo tres:
la primera vez en su adiós, la segunda en su olvido
y la tercera, tras despertar del recuerdo
al que Nostalgia nos lleva
consiguiéndonos engañar.
Seguiría maldiciendo a Nostalgia si no fuera por conseguir
reunirme con mis seres queridos, haciéndome disfrutar
una vez más de mis platos favoritos
y mis lugares preferidos.
Bendita la nostalgia que me da
La oportunidad de jugar una vez más
con mis perros, mis gatos y mis abuelos.
Bendita la nostalgia que me transporta
a las playas de Barcelona, a los pueblos
de mi infancia y a la calma de la montaña.
Nostalgia, unas veces me enfado contigo
por aparecer sin avisar, marchándote igual.
Otras veces te agradezco
que hagas posible en mi mente
lo que físicamente ya es nada.
Eres una sabia consejera que me ayuda
a corregir los errores del pasado
y una mala amante que no está cuando
yo quiero, sino cuando quiere.
Nostalgia, estás en todos.
Nostalgia, te doy las gracias.