Los Puntos Violetas se van instalando poco a poco en las principales fiestas y festivales porque son necesarios.
No obstante, son muchos los que no conocen que es un Punto Violeta ni su funcionamiento. Por ello, coincidiendo con la celebración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer,hablamos con Lucía Miguelez, miembro de una Asociación feminista y una de las impulsoras del Punto Violeta de las fiestas Rozas
El primer Punto Violeta ocurrió en Festivern (un festival que celebra el final de año en Valencia) y en los últimos años se han ido situando en muchas fiestas patronales y festivales.
Para los que no lo sepan, ¿qué es exactamente un Punto Violeta?
Un Punto Violeta es un espacio de información sobre violencias sexuales con una intención de disuasión de las mismas, así como de ayuda a las víctimas en caso de que estas agresiones se produzcan.
¿Cuál es su funcionamiento?
No existe una única forma de llevar a cabo estos puntos. Por ejemplo, en el Punto Violeta de las fiestas de Las Rozas (del que he sido partícipe como voluntaria y en la organización junto con la Asociación Vecinal El Pueblo Que Queremos), las personas voluntarias nos distribuimos en grupos de tres (con un máximo de un hombre en cada uno de ellos) identificadas con un chaleco reflectante morado.
Estos grupos se movían por la zona de más aglomeración de gente informando y repartiendo brazaletes morados a las mujeres que querían formar parte de este movimiento. Es habitual también tener unos puntos fijos en los alrededores del festejo que marquen puntos de encuentro y donde se pueda atender a las posibles víctimas. En nuestro caso no pudimos disponer de ellos porque el Ayuntamiento nos denegó el permiso para colocarlos.
¿Qué diferencia crees que hay entre un Punto Violeta mixto y otro no-mixto? ¿Cómo se elige que tipo de Punto crear?
La diferencia está en si los hombres pueden o no participar y la decisión depende, de nuevo, de quién lo organiza. Volviendo al de Las Rozas, nosotras consideramos que los hombres podían participar, aunque no de la misma manera que las mujeres. Por ejemplo, participaron en la difusión del punto y en las brigadas (en este caso iban por detrás de las mujeres como disuasión de posibles problemas; consideramos que nuestra integridad iba primero), pero en la atención a las víctimas no debían participar (como es comprensible, si acabas de ser violentada por un hombre lo normal es que otro no te genere tranquilidad y confianza).
¿Por qué crees que es tan importante en unas Fiestas Patronales?
Es muy habitual que en los ambientes que se generan en estas fiestas se den situaciones de violencia sexual, tales como tocamientos, el acoso verbal, la invasión del espacio personal con palabras o gestos, las insinuaciones obscenas… que ya de por sí son habituales en el día a día de las mujeres.
Disponer de un recurso que te informe de tus derechos y te ofrezca un apoyo puede aumentar la probabilidad de que las victimas denuncien. Además, al darles información también a los hombres disminuimos la posibilidad de que ocurran.
¿Es difícil conseguir apoyo económico?
Por lo que yo sé, depende en gran medida del ayuntamiento que gobierne en cada municipio. Por ejemplo, en las fiestas de Madrid y en las de Rivas es el propio ayuntamiento el que se encarga de llevar a delante el Punto Violeta. En cambio, aquí en Las Rozas a pesar de que la Asociación El Pueblo Que Queremos se dirigió a todos los grupos municipales, solo obtuvimos respuesta de Contigo Por Las Rozas (que se hizo cargo de los gastos de material y que ayudó a la difusión) y del Punto Municipal del Observatorio Regional de Violencia de Género (que nos facilitaron el curso de formación).
En las redes sociales se pueden encontrar algunas críticas sobre las voluntarias de los Puntos Violetas, donde argumentan que solo mujeres con “formación específica” (como psicólogas, trabajadoras sociales…) deberían formar parte de estos movimientos. ¿Crees que es un planteamiento erróneo? ¿Por qué?
En mi opinión sensibilizarnos sobre las diferentes violencias sexuales es cosa de todas las personas, independientemente de su formación. Otra cosa es la atención a las víctimas, donde creo que juega un papel fundamental el que sean mujeres y estén debidamente preparadas. Esto no quiere decir que necesariamente tengan que ser psicólogas o trabajadoras sociales; hablando con el Punto Morado permanente que hubo en Madrid, nos contaron que a pesar de disponer de profesionales las víctimas se encontraban más tranquilas y hablaban mejor con otras víctimas.
Finalmente, ¿qué requisitos se deben cumplir para ser voluntaria? ¿Qué te motivó a ti específicamente a serlo?
Vuelve a ser diferente en cada Punto. En el nuestro es requisito indispensable ser mayor de edad y haber realizado un curso de formación sobre violencias sexuales y primera atención a las víctimas.
Mi mayor motivación para impulsar la creación de este punto y para ser voluntaria fue la de hacer lo que esté en mi mano para que las violencias sexuales dejen existir. Además, tener casos cercanos y experiencias propias de este tipo de violencia fue, también, una gran motivación. No me gustaría que ninguna otra mujer tuviese que pasar por algo parecido, y en cambio me encantaría que todos los hombres conociesen el daño que hacen con algunos comportamientos que tienen totalmente interiorizados como neutrales o incluso positivos.