Jueves 23 de abril. El presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump, realiza su rueda de prensa diaria. Durante la misma, el director de la División de Tecnología y Ciencia del Departamento de Seguridad Nacional, Bill Bryan, expone medidas para evitar la propagación del coronavirus. Entonces, el presidente realiza la siguiente aportación:
“Supongamos que golpeamos el cuerpo con una tremenda luz ultravioleta, o simplemente con una luz muy poderosa (…) Dicho eso, supongamos que traes esa luz dentro del cuerpo, a través de la piel o de alguna otra manera. Después veo el desinfectante, que lo deja KO en un minuto, ¿hay alguna manera de que podamos hacer algo así mediante una inyección? Porque ves que entra en los pulmones y hace un daño tremendo en los pulmones, así que sería interesante probarlo”.
Efectivamente, Donald Trump sugirió inyectar desinfectante para acabar con la pandemia. Una duda que ha sido motivo de burla en las redes, pero que ha tenido consecuencias en la población estadounidense: 30 llamadas sobre su consumo en Nueva York y más de 100 en el estado de Maryland.
Ante las palabras del presidente, empresas fabricantes de productos desinfectantes y autoridades políticas y sanitarias han advertido sobre las consecuencias de su uso en redes sociales y cadenas de televisión.
Las autoridades de emergencia del estado de Maryland respondían ante las alertas con un tuit: “este es un recordatorio de que bajo ninguna circunstancia ningún producto desinfectante debería ser administrado al cuerpo, vía ingestión, inyección o cualquier otra ruta”.
El servicio de emergencias del Estado de Washington ha pedido a la población que “por favor, no coman pastillas de detergente ni se inyecten ningún tipo de desinfectante”.
La compañía Reckitt Benckiser (RB), fabricante de productos de limpieza y desinfección, ha publicado un comunicado en el que señalan que “bajo ninguna circunstancia deben ser administrados (sus) productos desinfectantes al cuerpo humano, sea por inyección, ingesta o cualquier otra ruta”.
Bryan Hayes, profesor de Medicina de Harvard y toxicólogo del Hospital General de Massachusetts, tuiteaba: “inyectar, ingerir o inhalar cualquier producto doméstico es peligroso y no evitará ni tratará el COVID-19″. Al igual que Hayes, la doctora Leana Wen y el neumólogo Vin Grupta también han desmentido las dudas del presidente durante sus entrevistas en CNN y NBC.
En cuanto a la clase política, el candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Joe Biden, escribía: “no me puedo creer que tenga que decir esto, pero por favor no bebáis lejía”.
Tras las críticas, la secretaria de prensa Kayleigh McEnany y el propio Donald Trump, desmentían la sugerencia sobre el uso de desinfectantes, pero han culpado a los medios de comunicación. Como es habitual, el presidente ha informado en un tuit sobre su intención de no volver a realizar una rueda de prensa.
“Qué sentido tiene hacer las conferencias de prensa de la Casa Blanca cuando los sosos medios mainstream no hace más que preguntar preguntas hostiles y luego se niega a informar de los datos con precisión. Tienen audiencias récord y los americanos reciben noticias falsas ¡No merece la pena el tiempo y el esfuerzo!”, escribía.
Esta polémica se suma a la de sugerencias pasadas del presidente de Estados Unidos. En marzo Trump promovía el uso de hidroxicloroquina, un principio activo que acabó con la vida de una persona en Arizona, al automedicarse con una sustancia para peceras con hidroxicloroquina.
La Administración de Alimentos y Medicinas (FDA) ha advertido que la cloroquina y la hidroxicloroquina no debe tomarse fuera de hospitales o ensayos clínicos. La Agencia ha declarado que seguirán investigando los riesgos asociados y que, cuando tengan la información, la comunicarán públicamente.
Junto con los problemas con el desinfectante en Estados Unidos, otro país se enfrenta a problemas por la ingesta de productos indebidos para tratar la pandemia. El ministro de Salud Pública de República Dominicana, Rafael Sánchez Cárdenas, ha afirmado en el diario Hoy que hay 109 fallecidos por la ingesta de clerén, un alcohol casero. Ante la problemática, el gobierno dominicano clausurará laboratorios y puntos de venta de clerén.