Con el PSOE en guerra interna, y Ciudadanos aún asustado por el resultado de las vascas y gallegas, el debate de investidura ha sido fácil para Rajoy. Tan solo ha tenido que lidiar con la oposición del grupo de Unidos Podemos, con un Pablo Iglesias que retoma el tono directo tan poco usual en un Parlamento. Por otra parte, ha sido un calco del anterior debate, tan solo un mes atrás, donde el único cambio parece haber sido la declaración de intenciones de un PP que por fin parece aceptar su minoría, pero que no parece dispuesto a adoptar una postura dialogante, más allá de lo discursivo.
“Nadie debería renunciar a sus principios”.
Así hacía alusión ayer Rajoy al PSOE. En una mezcla de ironía y burla, parecía recordar a sus ahora socios que están en una situación más que complicada. A nadie se le escapa que el PSOE está inmerso en una batalla interna que hace peligrar al partido mismo, ¡y lo que queda! Por delante, unas primarias que podrían resucitar al mismísimo Pedro Sánchez, en una lucha agónica por el poder de un partido cada vez más debilitado en lo institucional.
Y ante tal sobredosis de institucionalidad, parece que la calle se reactiva. El sábado, el polémico #RodeaelCongreso puede ser el gran protagonista de la investidura. Sin duda, es un acontecimiento poco frecuente, que se convoque una marcha de protesta contra el gobierno, el mismo día que este toma posesión de su cargo, pero es una prueba más de que vivimos tiempos imprevisibles. Es más que previsible la vinculación de la convocatoria de esta manifestación con Podemos, y en parte tienen razón quienes lo apuntan, en tanto que ambos nacen de lo mismo: la indignación ciudadana. Ahora bien, desde distintas fuentes de Podemos se ha asegurado que ellos no tienen nada que ver con la convocatoria, si bien suscriben los motivos de la misma. Veremos si finalmente los diputados y diputadas de Unidos Podemos se pasan “a saludar” a los manifestantes.
Pero la historia no acaba el sábado. Tendremos por un fin un gobierno -técnicamente ya lo tenemos, aunque en funciones-, sí, pero, ¿Con qué apoyos? Aun siendo el partido más votado, 137 escaños no valen para sacar leyes adelante, así que, dos opciones: o consigue integrar al PSOE en su pacto con Ciudadanos -las ‘150 medidas’-, completando así la famosa ‘Gran Coalición’; o consigue el apoyo de los nacionalistas, lo que parece difícil dada la postura del gobierno en materia territorial. Los presupuestos serán el primer punto de fricción, donde entrará en juego de nuevo Bruselas, y los 5000 millones de euros que nos piden recortar de alguna parte. El fondo de pensiones, notablemente mermado, será otro ‘punto caliente’, ya que se preveen futuros recortes en las pensiones que seguro no sentará nada bien a los mayores. Todo apunta a una relación tensa entre el Gobierno y las Cortes, como la que ya se ha venido dando en este año de ‘paréntesis’ político; un fenómeno nuevo en nuestro sistema democrático, que de seguro traerá alguna que otra sorpresa.