Harper’s Magazine ha publicado una carta en la que celebridades del mundo de la literatura, la academia y las artes como Noam Chomsky, Gloria Steinem, Margaret Atwood, o JK Rowling cargan contra la “intolerancia a los puntos de vista contrarios”, el “gusto por avergonzar públicamente y condenar al ostracismo”, y “la tendencia a disolver cuestiones políticas complejas en una certeza moral cegadora.”
Mientras la carta comienza aplaudiendo el “necesario ajuste de cuentas” derivado de las protestas por la justicia social y racial, señala que el mismo “ha hecho que se intensifique un nuevo conjunto de actitudes morales y compromisos políticos que tienden a debilitar nuestras normas de debate abierto y de tolerancia de las diferencias en favor de una conformidad ideológica.”
Sus firmantes alertan de que es “demasiado común escuchar los llamamientos a los castigos rápidos y severos en respuesta a lo que se percibe como transgresiones del habla y el pensamiento”, al igual que la aplicación de “castigos raudos y desproporcionados en lugar de reformas pensadas” por parte de las instituciones.
“Hay editores despedidos por publicar piezas controvertidas; libros retirados por supuesta poca autenticidad; periodistas vetados para escribir sobre ciertos asuntos; profesores investigados por citar determinados trabajos de literatura; un investigador despedido por difundir un estudio académico revisado por otros profesionales; jefes de organizaciones expulsados por lo que a veces son simples torpezas.”
Harper’s Magazine
Asimismo, lamentan estar pagando el precio con “una mayor aversión al riesgo por parte de escritores, artistas y periodistas, que temen por sus medios de vida si se apartan del consenso, o incluso si no están de acuerdo con el suficiente celo”.
El texto defiende que “la manera de derrotar las malas ideas es la exposición, el argumento y la persuasión, no tratar de silenciarlas o desear expulsarlas” y reclama dejar un “espacio para la experimentación, la asunción de riesgos e incluso los errores”, así como “preservar la posibilidad de discrepar de buena fe sin consecuencias profesionales funestas”.
Referencias en la carta
Los ejemplos que expone la publicación de Harper’s hacen referencia a casos conocidos en la sociedad estadounidense. En concreto, James Bennet dejó su puesto en The New York Times tras publicar un artículo de opinión del senador republicano Tom Cotton en el que animaba a utilizar el ejército frente a los disturbios del pasado mes de junio.
Recientemente, la escritora JK Rowling fue objeto de las críticas por unas declaraciones en redes sociales en las que rechazaba (de nuevo) a las personas trans. Como consecuencia, empleados y autores de su editorial, Hachette, amenazaron con boicotear a la empresa y esta reaccionó con un comunicado en el que defendía la libertad de expresión de la publicación.
No es la primera vez que Hachette forma parte de la polémica entre colectivos. La editorial renunció a publicar las memorias de Woody Allen ante las quejas de sus empleados y unas declaraciones del periodista Ronan Farrow.
Reacciones
Lejos de generar consenso frente a la denominada “cancel culture” o “cultura de la cancelación”, la carta ha causado el efecto contrario. Mientras que las columnas de medios populares como CNN, Los Angeles Times y Business Insider señalan sus defectos, parte de sus firmantes han admitido que no sabían quiénes figuraban en ella.
Es el caso de las escritoras Claire Potter y Jennifer Finney Boylan. Potter ha defendido su participación en la carta mediante un hilo en Twitter, a pesar de la participación de JK Rowling y Jesse Signal, quien ha criticado la disculpa de Boylan por no saber “quién más firmó la carta”.