Transformar el horror en risa. Ese ha sido el objetivo de Abdullah al-Mohammad, padre de Sawa, una niña siria de 4 años que vive desde que nació en guerra.
El padre se las ha ingeniado para hacer creer a la niña que los sonidos de bombas que suenan son sonidos de aviones de juguete. «Los niños están sumidos en una crisis psicológica por los bombardeos. Pensé que podía convertirlos en una fuente de felicidad», afirmó el Abdullah al-Mohammad en una entrevista en The Independent.
Así, cada vez que cae una bomba, Sawa se ríe y piensa que es un juego, tal y como se muestra en este vídeo.
El vídeo se ha difundido por diferentes medios de comunicación y se ha hecho viral en Twitter, sobrecogiendo el corazón de todos los que visualizaban el vídeo. Muchos han mostrado la coincidencia con la mítica película La vida es bella y con el librero Guido Orefice, que hizo lo imposible para que su hijo no conociese la verdad de los campos de concentración.
Esta situación visibiliza un conflicto dramático que arrastra a cientos de miles de personas. De hecho, la ONU ha alertado de la «horrible situación» actual en el noroeste de Siria, donde 900.000 personas han sido desplazadas desde el 1 de diciembre. La gran mayoría son niños y mujeres que, al huir de sus casas, no tienen a dónde ir.