Las tiendas de segunda mano han demostrado que comprar ropa de calidad a un precio relativamente bajo es posible. La práctica de comprar artículos previamente utilizados se instauró en países anglosajones hace más de 100 años, pero en España se popularizó en la última década, sobre todo entre las personas más jóvenes que parecen estar más concienciadas sobre lo contaminante que es la industria textil o sobre lo bien visto que está comprar estas prendas actualmente.
¿Cuándo se popularizaron las tiendas de segunda mano en España?
Algunos medios afirman que fue a raíz de la crisis económica, tanto la de 2008, como la de 2012. A raíz de estas, la sociedad buscaba desesperadamente adquirir bienes de consumo al menor precio posible. Es por ello por lo que las tiendas de segunda mano y los mercadillos, que ofrecen normalmente prendas a un precio mucho menor, se convirtieron en las opciones más viables.
No obstante, otro de los posibles detonantes de esta popularización pudo ser la moda en sí misma. A partir de 2015 se comenzaron a volver a llevar las típicas chaquetas vintage de los 80s con colores llamativos, tallaje ancho, estampados psicodélicos y geométricos, y tejidos reflectantes, entre otras características.
¿Qué ventajas tienen estas tiendas?
En primer lugar, encontramos el precio. Son tiendas que ofrecen prendas de calidad a un precio bastante bajo. Esta es la norma, aunque también existe la excepción. Al popularizarse tanto estas tiendas y la moda vintage, algunas de ellas aprovecharon la oportunidad para elevar los precios de manera descabellada, llegando, incluso, a igualar los precios de prendas fast fashion.
En segundo lugar, encontramos el beneficioso impacto medioambiental que esta práctica conlleva. La compra de ropa de segunda mano pone en funcionamiento la Regla de las tres erres: reducir, reutilizar y reciclar. Es decir, se convierte en un modelo circular en el que la vida útil de la prenda se alarga y, por tanto, se reducen los residuos textiles.
¿La sociedad está concienciada de todo esto?
Actualmente, y más tras la pandemia de la COVID-19, la población mundial parece haberse dado cuenta de lo efímero que es el ser humano y de lo urgente que se hace el cuidado del planeta. Se observa cómo se ha difundido una conciencia en cuanto al consumo se refiere: comprar menos y comprar mejor.
Es difícil determinar si las generaciones más jóvenes compran ropa de segunda mano por concienciación o por moda. Pero todo apunta a que esta tendencia se gestó como una moda más y está desembocando en una concienciación social, dejando así a un lado el estigma que había en España en cuanto a la compra de este tipo de prendas.