Esas imágenes que se nos vienen a la cabeza cuando escuchamos las palabras Alta Costura italiana son siempre personificadas por Valentino. La marca, dirigida actualmente por Pierpaolo Piccioli (Roma, 1967), ha presentado una colección en la que se vuelve a sus orígenes en cuanto al estudio de la silueta corporal, lo cual se percibe en el propio nombre del desfile: Anatomy of Couture (Anatomía de la Costura, en español).
Asimismo, la variedad de modelos ha demostrado, una vez más, el propósito de Piccioli de hacer de la industria de la moda un espacio completamente inclusivo.
¿Qué modelos aparecían?
El desfile fue inaugurado por la reputada Kristen McMenamy y, tras ella, un conjunto de modelos, tanto femeninos como masculinos, de diversas razas, edades y tallas. Parece que, para la vuelta a la tradicionalidad, Piccioli optó por buscar rostros conocidos y una gran variedad de cuerpos con el propósito de hacer de su desfile un abanico de personas y cuerpos.
Ya es común ver a modelos racializados recorriendo la pasarela. Ello se inició en la segunda mitad del siglo XX gracias a diseñadores como Givenchy o Saint Laurent. En la actualidad es aún más común. Pero lo cierto es que de los 64 modelos que componían el casting de Valentino, 27 eran modelos racializados de la talla de Adut Akech. Esto supone un alto porcentaje y un mensaje bastante positivo para la sociedad.
¿Qué otro tipo de modelos mostraron esta inclusión?
Sin embargo, la raza no fue el único detalle inclusivo que tuvo la casa italiana, sino que la variedad de tallas ha resaltado como otro de sus puntos a favor. Modelos, como la holandesa Jill Kortleve, de tallas grandes y no regidas por el famoso 90-60-90 han recorrido la pasarela de Valentino con vestidos entallados y transparencias, demostrando que la belleza no reside únicamente en la delgadez.
La colección se encontraba llena de color, algo que parece ser ya la seña de identidad de Piccioli como diseñador. Vestidos ceñidos al cuerpo de la mujer, transparencias y telas vaporosas, así como volúmenes construidos con tafeta, han sido las principales apuestas de Piccioli.
Asimismo, la retransmisión en directo del desfile aprovechaba las ventajas que otorga el formato digital. A pesar de la vuelta a la presencialidad, la cámara permitía al espectador entrar al backstage y ver, al ritmo de Knockin’ On Heaven’s Door, la emoción de todo el equipo de Valentino al presentar su gran obra.
Fuentes: Vogue, El Mundo