Desde que fundó su marca homónima en 2001, Stella McCartney no ha dejado de luchar por hacer de su creación una firma cada vez más sostenible. Se convirtió en la primera marca famosa en el sector en no hacer uso de pieles de origen animal desde sus inicios.
Además, el hecho de que el Gucci Group (ahora Grupo Kering) tuviese el 50% de la firma en su origen permitió a la diseñadora cambiar las normas desde dentro e influir a otras marcas para dirigirse también hacia el sendero de la sostenibilidad y el bienestar animal.
¿Cómo fueron los inicios de Stella McCartney?
Hija del exbeatle Paul McCartney y su primera mujer, la fotógrafa Linda, nació en 1971 en Londres. Su brillante trayectoria de más de veinte años hace de ella, tal y como afirma Vogue, la «diseñadora inglesa más relevante de las últimas décadas».
Con tal solo 15 años, Stella McCartney comenzó sus prácticas en Christian Lacroix, en su estudio en París, mientras el diseñador preparaba su primera colección de alta costura para su nueva marca homónima en 1987.
Posteriormente, en 1992 (con 21 años) se matriculó en la prestigiosa escuela londinense Central Saint Martins (escuela donde estudiaron grandes diseñadores como Galliano o McQueen). De forma paralela a sus estudios decidió comenzar a trabajar en los talleres de Savile Row (donde también trabajó McQueen y lo cual le proporcionó unos grandes conocimientos sobre la sastrería y los cortes limpios de las telas que se evidencian en su trabajo actual).
En 1995 presentó su desfile de graduación y, tras ello, empezó a comercializar vestidos que confeccionaba con seda y encajes antiguos que encontraba en el mercadillo de Portobello. Es decir, sus primeros diseños ya eran sostenibles al reutilizar materiales ya fabricados y que eran sobrantes o se pretendían desechar.
¿En qué marcas ha trabajado McCartney?
Tan solo dos años después de presentar su desfile de graduación, los propietarios de la parisina firma de prêt à porter Chloé se pusieron en contacto con Stella McCartney para que reemplazase al mismísimo Karl Lagerfeld en la dirección creativa.
Desde un primer momento, McCartney dejó claro que mientras ella formase parte de Chloé la marca no haría uso de pieles o cuero de origen animal. Tal y como se refleja en el libro Fashionopolis, escrito por la periodista Dana Thomas, su política en cuanto a prescindir del uso de estos materiales provocó que los críticos la acusaran de que las pieles falsas eran más dañinas para el planeta.
No obstante, McCartney desmintió tales acusaciones: «La actividad ganadera es una de las principales causas de […] el calentamiento global, la degradación de la tierra, la contaminación del aire y del agua, y la pérdida de biodiversidad» afirmó. Es más, tal y como refleja Thomas, «el curtido del cuero convencional emplea metales pesados como el cromo, lo que produce residuos tóxicos para los humanos».
¿Cuándo creó su firma homónima?
En 2001 McCartney deja Chloé y monta su firma homónima junto al Gucci Group (actual Grupo Kering y propietario de marcas de lujo como Gucci o Balenciaga) teniendo en aquel momento el 50% de las participaciones, aunque actualmente el 100% pertenece a McCartney. «Con ese acuerdo fue rápidamente acusada de acostarse con el enemigo: Gucci, en esencia, es una compañía de artículos de cuero» refleja Thomas.
No obstante, McCartney estaba «infiltrándose desde dentro» para influir en el resto de marcas del grupo. Actualmente, el Grupo Kering ha sido el primero en conseguir que la totalidad de sus marcas prescinda de las pieles de origen animal, por ejemplo, lo cual ha sido un gran orgullo para la diseñadora británica.
Dentro de su marca, McCartney habla transparentemente de la sostenibilidad que hay detrás de las prendas, además de llevar a cabo un cierto activismo. Por ejemplo, para la colección Otoño/Invierno 2021 grabó un falso documental en el que las modelos aparecían con cabezas de animales de juguete llevando las prendas de la colección y narrado como si de un documental de la naturaleza se tratase. El mensaje final que la diseñadora transmitía esta pieza audiovisual era: «Los animales son nuestros iguales«.
Es más, no se trata únicamente de los materiales de origen animal, sino de respetar el medioambiente. Para dicha colección el 80% de los materiales eran sostenibles para reducir el impacto medioambiental de la marca. Con ello, Stella McCartney continúa demostrando que hacer moda de manera sostenible es posible, solo hay que pensar un poco.
Fuentes: Fashionopolis, Vogue