Por vigésimo quinto año consecutivo, que se dice pronto, España es el país líder en trasplantes a nivel mundial, pulverizando sus propios récords, en buena parte gracias a los grandes avances en investigación
El trasplante de órganos es, probablemente, la más bella hermandad entre solidaridad y ciencia, la cual se hace más que patente cada año en nuestro país. Por un lado, encontramos a los pacientes, aquellos seres humanos que por diferentes causas se ven con la necesidad de encontrar un órgano compatible, siempre acompañados de sus esperanzadas familias. El tiempo apremia, puesto que si el órgano no llega a tiempo a su destino puede ser demasiado tarde. Por otro lado, siendo parte esencial de esta ecuación, se encuentran los donantes, personas que sin recibir nada a cambio deciden hacer uno de los gestos de mayor altruismo que podemos ver hoy en día, dar una parte de sí mismos para ayudar a otros que lo puedan necesitar más que ellos.
Pero estos elementos son como dos islas, las cuales se encuentran próximas entre sí, pero necesitan ser conectadas mediante un “puente” formado por los sanitarios (médicos, enfermeros…), quienes dedican sus vidas a salvar las de los demás. Pero estos no están solos, también cuentan con el apoyo de los profesionales encargados de transportar los órganos vitales allá donde sea necesario, de los equipos de investigación que buscan nuevas vías para hacer cada vez más y mejores trasplantes, de las organizaciones encargadas de recaudar fondos y de concienciar a una población que “aparentemente” carece de humanidad y un largo etcétera de componentes sin los cuales nada de esto sería posible. Todas estas piezas encajan a la perfección, como un engranaje diseñado exclusivamente para salvar vidas.
Podemos observar como en España todos estos elementos abundan y se coordinan entre sí. Durante el 2016, en nuestro país se alcanzó la media de 43,4 donantes por cada millón de habitantes, lo cual ha contribuido a la disminución de las listas de espera. A esto se une el diseño de nuevas técnicas para el perfeccionamiento de los trasplantes y la disminución de los rechazos. Dentro de este ámbito podemos destacar la creación de máquinas capaces de conservar durante más tiempo los órganos antes de ser trasplantados, como el que se encuentra en el Hospital Universitario Puerta de Hierro (Madrid), el estudio de nuevas técnicas a través de las cuales se podrían generar órganos humanos y desarrollarlos en cerdos (con los que compartimos buena parte de nuestro genoma) para ser trasplantados cuando sea necesario, o el diseño de órganos humanos en impresoras 3D.
Por todo ello, hemos de dar gracias a todos los profesionales que trabajan sin descanso para salvar el mayor número de vidas posibles y que hacen que la calidad de vida de los pacientes sea cada vez mayor, agradecer la infinita solidaridad de los donantes e intentar contribuir en su causa, que es la de todos.