Seguro que todos recordáis el asalto al Capitolio, en el que miles de seguidores pro Trump irrumpieron el 6 de enero de 2021 en la sede del Congreso y ocuparon el edificio durante varias horas. Este hecho todavía sigue dando que hablar y actualmente se ha estado juzgando (así como la implicación de Trump, el expresidente de EEUU, en el suceso).
Pues ahora Brasil está viendo como la historia se medio repite. Durante cuatro horas y media, miles de seguidores de Jair Bolsonaro (el expresidente ultraderechista del país) vestidos con camisetas con los colores amarillo y verde, invadieron este domingo las sedes del Congreso, la Presidencia y la Corte Suprema en Brasilia, como parte de unas manifestaciones en las que exigían una intervención militar para echar al presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Cabe mencionar que los edificios están a unos metros unos de otros y que los cristales de los edificios, muchos reventados, están considerados patrimonio de la Humanidad.
Los manifestantes superaron la barrera policial rápidamente, subieron a la rampa por la que se llega al techo de los edificios de la Cámara de los Diputados y del Senado, y algunos entraron en estos edificios, tal y como se ha podido ver en redes sociales. Eso sí, a diferencia del asalto al Capitolio, en Brasil no estaban los congresistas dentro.
Da Silva, que tomó posesión de su cargo el 1 de enero tras ganar las elecciones con el 50.9% de los votos, no estaba en la capital, pero decretó la intervención federal en la capital del país, vamos que las fuerzas de seguridad intervinieran para echar a los asaltantes y recuperar el control de estas instituciones, y responsabilizó a Bolsonaro al señalar que los radicales han sido “estimulados” por él.
“Todas las personas que han hecho esto serán castigadas. La izquierda brasileña tiene gente muerta, y nunca un partido de izquierda invadió el Congreso o el Planalto. Esto no tiene precedentes en la historia de este país. Vamos a descubrir quienes son los financiadores de estos vándalos”, ha dicho Lula da Silva.
Horas después, la Policía logró recuperar el control de estos edificios. Eso sí, las ventanas han quedado rotas, se han destruido equipos… Actualmente no se sabe el número de afectados, pero por la noche las autoridades confirmaron que había al menos 46 personas heridas.
Para ello, agentes antidisturbios cargaron contra los manifestantes con gases lacrimógenos y de momento hay ya más de 1.200 detenidos.
¿Quiénes han realizado este asalto?
Este intento de golpe de Estado ha sido realizado por los pro Bolsonaro (bolsonaristas) que llevaban dos meses —desde el día después de las elecciones del pasado 30 de octubre en las que Lula derrotó a Bolsonaro— acampados frente a la sede de las Fuerzas Armadas en Brasilia pidiendo a las Fuerzas Armadas un golpe militar.
Estos seguidores no reconocen la victoria del líder de izquierda y creen que ha habido fraude electoral (igual que el propio Bolsonaro, quien no ha reconocido la derrota y ha defendido estas manifestaciones).
Desde entonces, estos bolsonaristas han llevado a cabo actos violentos, como un intento frustrado hace dos semanas de colocar un explosivo en las inmediaciones del aeropuerto de la capital brasileña.
De momento este campamento ya está siendo desmantelado y la Policía Militarizada de Brasilia, apoyada por tropas del Ejército, han bloqueado los accesos al campamento para que no puedan llegar más manifestantes.
Ante estos actos, Bolsonaro, más de siete horas después de estos hechos, ha utilizado Twitter para negar su responsabilidad y ha asegurado que durante su mandato “siempre” ha cumplido con la Constitución, “respetando y defendiendo las leyes, la democracia, la transparencia y la sagrada libertad”. Además, ha sido ingresado de urgencia en un hospital de Estados Unidos por un dolor abdominal.
Esto sume al país en una crisis política que no se veía en Brasil desde el golpe de Estado de 1964, aunque los expertos creen que este acto fortalecerá el Gobierno del actual presidente, Lula da Silva.
Fuentes: RTVE, Twitter, The Huffington Post, El Mundo, El País, Infobae, O GLOBO