«Rapeadora de noche, poetisa de día, politóloga a ratos», así se definía a sí misma Ana Isabel García Llorente (Adamuz, Córdoba, 1991 – Madrid, 2017), mayormente conocida como Ana Sforza o Gata Cattana.
Se la vio sobre el escenario cantando sus raps combativos u ofreciendo un trozo de su ser más profundo a través de sus poemas. Actualmente se la sigue viendo, no solo en sus letras, sino en las pancartas del 8M; en los murales dedicados a iconos feministas; en las redes sociales y en las mentes de las generaciones más jóvenes, que han tenido la suerte de heredar el trascendental legado de la gata.
¿Quién era Gata Cattana?
Ana García era dos personas, tal y como afirman algunos medios. Estaba Ana la de la poesía, que ofrecía un pedazo de su alma en cada verso. Mientras que Gata Cattana era la combativa, la que te desmontaba con cada estrofa. Pero ambas usaban referencias que iban desde la Antigua Grecia y su mitología, hasta sus propios sentimientos y recuerdos, pasando por el panorama político del momento.
Nació en Adamuz, Córdoba, y estudió Ciencias Políticas en Granada. Andalucía era su tierra y sus letras lo reflejaban, así como su estilo, el cual consistía en una mezcla del flamenco con la electrónica.
Pero lo más importante no es esto, sino la forma de plasmar sus idearios políticos en sus letras de forma tan sutil y natural. «Sus canciones eran muy sutiles. No eran propaganda ni nada panfletario», dijo Juan Manuel Sayalonga, director del documental Eterna en honor a Gata Cattana y aún por estrenar, en un artículo publicado en SModa.
Su prematura muerte comportó un duro golpe para el panorama artístico nacional y, especialmente, andaluz. La rapera Mala Rodríguez (otra referente del rap feminista en España y considerada como la predecesora de la que bebió Cattana) afirmó, tal y como se refleja en un reportaje realizado por el diario Cordópolis: «Cuando pasó eso, no me lo podía creer, no podía creer que se hubiese ido. Imagínate qué tía más especial, era muy grande lo que hacía, era muy auténtica. No he visto nadie que se le parezca, esa chica tenía una estrella«.
Su obra se basó en los EP Anclas, Los siete contra Tebas e Inéditos y el poemario La escala de Mohs. De manera póstuma se publicó el disco Banzai, definido por muchos como el grito final de Gata Cattana, y el último poemario con textos inéditos llamado No vine a ser carne.
¿Qué canciones eran más combativas?
Posiblemente la canción que más ha trascendido con el paso de los años ha sido Lisístrata. Un actual himno feminista cuyas estrofas pueden verse y oírse en cualquier manifestación del país. «Yo no camelo perfumes de Nina Ricci, soy más de libros de la Silvia Federici«, «yo os invoco hijas de Eva buscando una luz» o «arráncame la voz y el clítoris pa’ ser más pulcra» son solo algunas de las estrofas que más revelan el trasfondo de la canción.
Por su parte, Los siete contra Tebas es un grito a las injusticias del fascismo aún latente en la sociedad española. «Mi libertad no cabe ni en jaulas de plata blanca, no reconozco autoridad más allá de mi cuerpo» cantaba Cattana en una canción que podría considerarse como un grito de guerra. «No sé cómo coño piensan que me pueden callar«, sentenciaba refiriéndose a todo el bloque ultraderechista del panorama español…
¿Cómo ha influido en el feminismo actual?
Su rap era, evidentemente, un rap feminista. Esto ha provocado que no solo se haya constituido como un referente del arte andaluz, sino también como un referente del feminismo nacional.
Gata Cattana buscaba un feminismo en el que las mujeres se respetasen entre sí. En una entrevista concedida a Vogue en 2017, posiblemente una de las últimas en conceder, Ana afirmó que lo que hay que hacer «es cambiar la visión que tenemos las mujeres de nosotras mismas porque, igual que nos han hecho creer que el feminismo es malo, también nos han convencido de que somos malas, viperinas y envidiosas entre nosotras».
Actualmente, su legado ha permanecido y se ha forjado como un referente feminista del panorama nacional. En las manifestaciones, especialmente en las del 8M, es fácil encontrar pancartas con estrofas de sus canciones.
Sus gritos de guerra son ahora el grito de guerra de miles de mujeres. Porque ya lo dijo Ana en Lisístrata: «Más vale que trates bien a las bitches/ no sea que de repente me escuchen y se compinchen«, y así ha sido, las mujeres españolas luchan compinchadas bajo la huella feminista de la gata.
Fuentes: Cordópolis, Vogue, SModa